Nehemías 4:15-23.
Las cosas eran muy distintas para Nehemías hace apenas unos meses, rodeado de las comodidades del palacio. Ahora había hecho el largo viaje a Jerusalén y comenzado el gran esfuerzo de reconstruir los muros de la ciudad. Aunque se benefició del decreto del rey Artajerjes, eso no lo libró de enfrentar problemas. Su trabajo fue recibido con resistencia inmediata, y parecía que en cada paso la oposición venía de un ángulo diferente.
En nuestro mensaje anterior descubrimos que el pesimismo había comenzado a invadir a la tribu de Judá. El trabajo era arduo y demandante, y parecía que algunos empezaban a cuestionar si realmente podrían completar una tarea tan ambiciosa. Pero, como hemos visto ya en la vida de Nehemías, él se levanta ante el desafío y guía al pueblo a continuar en la obra.
Al estudiar el libro de Nehemías descubrimos que la adversidad es constante. Mientras el pueblo trabajaba en el muro, surgía un obstáculo tras otro. En cuanto a eso, hay muchas similitudes con nuestras propias vidas: también enfrentamos oposición y la tentación de abandonar la obra. Ante eso, necesitamos el mismo deseo y compromiso que tuvo Nehemías. Así que, una vez que hemos leído lo que dice aquí la Biblia, consideremos las disciplinas del compromiso, mientras consideramos el tema. Manteniéndose en la obra.
I. PRACTICANDO LA ORACIÓN (v. 9)
“Pero oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guardia contra ellos de día y de noche.”
Aunque esto ya se trató en el sermón anterior, vale la pena recordarlo. Nehemías estaba en constante actitud de oración. Escuchó las quejas de Judá, respondió a sus preocupaciones, pero no dejó de clamar al Señor. Sabía que el pueblo necesitaba la guía y provisión divina para tener éxito.
Nosotros también dependemos del Señor. Si queremos mantenernos firmes y prosperar en la obra que Él nos ha encomendado, necesitamos su dirección y ayuda. Debemos permanecer en una actitud continua de oración, buscando que Él nos fortalezca mientras trabajamos para Él.
- “Buscad a Jehová y su poder; buscad su rostro continuamente” (1 Crónicas 16:11)
- “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18).
II. PERSEVERANDO EN LA OBRA (v. 15)
“Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea”
Habría sido fácil rendirse, pero Nehemías y los obreros estaban decididos a continuar.
Para perseverar en la obra, hay que tener presente el consejo adecuado.
Aunque enfrentaron la oposición de Sanbalat y los demás, el pueblo rehusó someterse a las presiones. En lugar de seguir el consejo de los hombres, buscaron el consejo de Dios. Los enemigos decían que jamás terminarían la obra, que el trabajo era demasiado grande y ellos incapaces. Si hubieran escuchado esas voces, habrían abandonado la tarea; pero eligieron seguir a Nehemías y la voluntad de Dios.
Para perseverar en la obra hay que estar comprometidos con la obra.
A pesar del pesimismo de sus opositores, los trabajadores simplemente regresaron a la obra. Sabían que el mundo no los aprobaría, pero siguieron adelante. La oposición no cesó, pero tampoco la obra.
Tampoco nosotros recibiremos la aprobación del mundo, pero eso no debe detenernos. Aunque nos ridiculicen, debemos mantenernos enfocados y comprometidos con el trabajo del Señor.
III. HACIENDO LOS AJUSTES NECESARIOS (vv. 16-18)
A medida que crecía la oposición, Nehemías no se desvió del rumbo. Consideró los obstáculos y se preparó para enfrentarlos.
Porque hay diversidad en la labor.
“Desde aquel día, la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas.”
Esto no estaba en el plan original, pero Nehemías entendió que debía diversificar los esfuerzos. Aunque hubiera preferido que todos se dedicaran a la construcción, fue necesario asignar a la mitad como guardias. Así, aunque el progreso se ralentizara, la obra podría continuar.
La lección es clara. A veces nos enfocamos tanto en un aspecto de la obra de Dios que descuidamos otro igual de necesario. La sabiduría de Nehemías consistió en adaptarse sin abandonar la meta. También nosotros debemos estar dispuestos a tomar decisiones difíciles y variar nuestra estrategia, siempre que el propósito sea cumplir la obra de Dios.
Para mantener las prioridades.
“Los que edificaban en el muro… con una mano trabajaban en la obra y con la otra tenían la espada.”
Nehemías se aseguró de la defensa, pero su prioridad seguía siendo terminar el muro. No se dejó intimidar por el miedo. En tiempos difíciles, nosotros también corremos el riesgo de distraernos; pero debemos recordar que nuestro enfoque principal es honrar al Señor con nuestro servicio. Muchos hoy están tan ocupados luchando contra la oposición que olvidan continuar la obra.
IV. ENFOCÁNDOSE EN LA MISIÓN (vv. 19-23)
Estas últimas palabras tratan de la obligación de Nehemías y los suyos, la cual era triple. Y Nehemías estuvo enfocado en ello.
El enfoque requiere diligencia.
“El trabajo es grande y extenso… Trabajábamos en la obra, y la mitad tenía las lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas.”
El trabajo debía continuar sin interrupción. Estaban tan comprometidos que ni siquiera se quitaban la ropa, salvo para lavarla. Esa diligencia es la que falta hoy. La obra del Señor es demasiado grande para un esfuerzo a medias.
El enfoque requiere defensa.
“En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.”
Nehemías sabía que el enemigo volvería y preparó un plan de defensa. Cada uno debía estar listo para acudir cuando sonara la alarma. Así aseguraban la protección mutua.
Nosotros también debemos mantenernos unidos. El adversario busca al débil y al solitario. Es nuestra obligación proteger a los que son espiritualmente vulnerables y sostenernos unos a otros. Si permanecemos unidos, resistiremos; si nos dividimos, caeremos.
El enfoque no se olvida de la dependencia.
“Nuestro Dios peleará por nosotros.”
Nehemías confiaba plenamente en que la victoria provenía del Señor. Él sabía que, por su propia fuerza, jamás vencerían. Así también nosotros debemos aprender a depender de Dios. Hay batallas que solo él puede pelear. A veces debemos apartarnos y dejarle actuar; si esperamos con paciencia, Él obrará a su tiempo.
CONCLUSIÓN.
Servir al Señor no es fácil, pero podemos cumplir su voluntad si permanecemos comprometidos. No hay lugar para retroceder ni rendirse. Debemos seguir trabajando hasta que Él nos llame a casa.
Si estás enfrentando adversidad, busca al Señor y su guía. Él desea que tengas éxito espiritual y proveerá todo lo necesario si confías en Él.
Y si nunca has sido salvo, aún no has comenzado este viaje maravilloso. Cristo murió para que pudieras ser salvo. Si no has confiado en él, ven y recibe el don precioso que solo él puede dar.