Propósitos espirituales para el año nuevo.

Iglesia de Cristo en Constituyentes.

Propósitos espirituales para el año nuevo.

(Salmo 51). ¿Alguna vez se han preguntado, de dónde viene la práctica de hacer propósitos para el año nuevo? Bueno, hasta donde sabemos, la costumbre se remonta a la antigua Babilonia, cuando sus habitantes festejaban el “Akitu”, palabra que significa “celebración”. Era un festival dedicado al Año Nuevo, donde los antiguos babilonios coronaron (o juraron lealtad) a un nuevo rey e hicieron promesas a los dioses, principalmente para pagar deudas o devolver artículos prestados. Si cumplen su palabra, los dioses los apreciarán y los recompensarán el próximo año; de lo contrario, perderán su favor. Esta tradición ha sobrevivido al paso del tiempo ya los cambios de religión y calendarios. Por ejemplo, en la antigua Roma se hacían sacrificios y promesas de buena conducta a Jano, el dios de los comienzos, el primer día de cada año. En la Edad Media, al final del año, los caballeros renuevan su juramento de caballería a Dios, a la Orden y a sí mismos para mantener sus valores en el año venidero.

Los propósitos de año nuevo de hoy son obviamente compromisos con nosotros mismos, cuyo cumplimiento depende de su viabilidad y de nuestras propias decisiones o deseos, por lo que los expertos recomiendan ser realistas y muy concretos con cada recomendación e identificar las condiciones necesarias para alcanzar tus metas porque, mientras podemos querer, la viabilidad depende de factores como el estado de la economía nacional, o puede requerir el apoyo de un profesional, como un asesor financiero o un nutricionista. La realidad debe tener en cuenta que cualquier cambio requerirá paciencia y tiempo. El cambio no se logra en unos cuantos días. Incluso, algunas universidades dedicabas a la psicología, indican que formar un nuevo hábito, toma alrededor de 66 días. Es bastante, y tal vez por eso muy pocas personas cumplen realmente sus propósitos de año nuevo.

Como cristianos, no estamos exentos de esa atmósfera que se percibe por todas partes con respecto al año nuevo. Por eso, con este mensaje, quiero sugerir algunas “cosas diferentes” para este año nuevo, y no el habitual “lea su Biblia este año, estudie más, visita más, enseñe más, ore más”, cosas que quizás solemos tener en mente en esta época del año. No digo que esas cosas no sean buenas. Son buenas y debemos hacerlas; pero hoy quiero ir un poco más allá. Quiero ir a lo que podría ser la raíz que nos impulse a realizar todas esas cosas importantes. Esas cosas las puedo ver en el Salmo 51. Y lo primero es:

UNA PUREZA DE VIDA (v. 1-2).

Cuando leemos estas palabras, vemos en David un deseo muy fuerte por estar limpio delante de Dios. Apelando a la piedad de Dios y a su misericordia, David pide que sus “rebeliones” sean “borradas”, y quiere ser limpio de su maldad y su pecado. Este deseo intenso por estar puro delante de Dios se hace evidente en el versículo 7, que dice, Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. El hisopo es una planta de flores blancas y pequeñas, de tallos verdosos y de aroma fragante; con sabor parecido a la menta, que muchas veces es usado como especie, condimento y para uso medicinal. La suciedad que siente David es tan grande, que siente como si estuviese leproso. El hisopo era utilizado en la purificación de los leprosos (cf. Levítico 14:1-4). David, siendo un hombre de Dios que ha pecado, siente su culpa en el cuerpo mismo. Se siente sucio, podrido, impuro.

Todo el ser de David puede sentir los efectos miserables del pecado. En el versículo 10, dice, Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. David se siente sucio por fuerza y por dentro. Su maldad ha ensuciado su corazón, su mente, sus emociones, todo el ser de David está afectado. Por eso, él quiere ser puro otra vez.

¿Tenemos ese mismo deseo? Si este año que ha terminado hemos vivido en rebeldía ante Dios, practicando algún pecado, ¿no logra sentir el peso que eso implica? ¿No se siente incómodo con toda esa suciedad espiritual que está sobre su corazón? Hay personas que no pueden tolerar el estar sucios, el traer las manos sucias, de tal suerte que tienen la disciplina de bañarse a diario, de lavarse las manos varias veces al día; tienen una rigurosa disciplina de limpieza; pero, ¿qué hay del alma? ¿Tienen su corazón limpio? ¿Son personas de espíritus rectos?

Si ese es el caso, afortunadamente tenemos la oportunidad de volver a ser puros. David conoce muy bien la misericordia de Dios. Sabe que Dios tendrá piedad de él. Mientras que los hombres a nuestro alrededor carecen de misericordia y piedad ante nuestros errores, Dios es magnánimo, y mientras estemos en este mundo, la longanimidad de Dios hará posible que nos acerquemos a él y encontremos redención.

Pero, quiero que noten algo importante en las palabras de David. Cuando él dice, “borra”, “lávame” y “límpiame”, nos recuerda el poder de Dios sobre el pecado, y sobre aquel que ha pecado. David no pretende borrar él mismo su pecado, ni limpiarse o lavarse a sí mismo. Eso sería un error muy grave, pero es un error muy común. Muchas personas creen tener el poder de borrar sus rebeliones. Dejan cierta práctica pecaminosa, pero no buscan el perdón de Dios. Se engañan a sí mismos creyendo que pueden purificar sus corazones. Creen que, por dejar algunas cosas, cambiar otras, y ya. Eso ciertamente lo puede hacer el hombre, pero el hombre no puede purificar, ni limpiar su corazón. Sí, hacen bien en arrepentirse, pero deben recordar que el perdón es algo que viene solamente de Dios. Aquí debemos entender los dos lados que implica un nuevo comienzo.

Por un lado, está la parte de Dios, y por otro, la parte del hombre. En cuanto a Dios, debemos señalar que solamente él tiene el poder de borrar, lavar o limpiar nuestro pecado. Y por nuestra parte, alejarnos o abandonar el pecado. Esto lo vemos claramente en las palabras del apóstol Juan, cuando dijo, Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9). ¿Pueden ver allí las dos partes? Uno, reconociendo su pecado, y el otro, perdonando y limpiando toda maldad. Esta es una doctrina que está por todas partes de la Biblia. Vean lo que dice Proverbios 28:13, El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.

Entonces, si alguno ha estado viviendo en pecado hasta este día, le exhortamos a que se arrepienta. A que clame a Dios por perdón, por limpieza, y entonces, vivir puro otra vez, como cuando comenzó su caminar con el Señor. Recuerde las palabras del Señor cuando dijo, Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios (Mateo 5:8).

DISFRUTAR DE LAS BENDICIONES DE DIOS (v. 8, 12).

Cuando hemos gozado de momentos agradables en la vida, cómo los extrañamos, ¿verdad? Creo que toda persona, en algún momento de su vida extraña momentos felices que han quedado en el pasado, y que lamentablemente ya no volverán. Hay personas que extrañarán su niñez y cosa que vivieron en esa época. Otros extrañarán su juventud, o algunas cosas que vivieron ese tiempo. Otros extrañarán su buena salud, o alguna buena amistad. Muchas cosas que el tiempo nos ha arrebatado, sin que podamos hacer algo por evitarlo.

Santiago declaró, ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece (Santiago 4:17). El tiempo se encarga de indicarnos que la vida es temporal, y por eso, todas nuestras experiencias, por muy buenas que sean, también se desvanecen. Sin embargo, no sucede así con las “bendiciones de Dios”. Las bendiciones de Dios, producen “gozo y alegría”.

Sin embargo, David nos recuerda que, mientras que el tiempo no puede hacer nada contra ellas, el pecado sí tiene el poder de alejarlas de nosotros. David dice, Hazme oír gozo y alegría (v. 8), porque el gozo y la alegría eran estados que David conocía, pero ahora habían dejado de ser. Se gozó, sí, con el pecado. Se sintió satisfecho y bien por un momento; pero todo fue temporal y enfermizo, al punto de sentirse como un hombre enfermo. Ahora extrañaba el gozo y la alegría que tenía mientras estaba en comunión con Dios. David dice, Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente (v. 12). David siente hambre, pero no hambre de comida. Su necesidad tenía que ver con una de las bendiciones más grandes que Dios da al hombre, y es, la salvación. El gozo, es un efecto de la salvación. Vean al etíope, quien, después de haber obedecido el evangelio, “siguió gozoso su camino” (Hechos 8:39).

Mis hermanos, ¿están disfrutando de las bendiciones de Dios? Jamás lo haremos si el pecado está en nuestros corazones. El pecado nos mata, nos aparta de Dios y nos enferma. Es notable cuando David dice, “No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu” (v. 11). Esto fue lo que perdieron Adán y Eva, cuando, luego de haber pecado, fueron echados de delante de Dios, y la muerte invadió sus corazones. No obstante, cuando volvemos a Dios, y nos recibe, entonces podemos gozar otra vez de todas las bendiciones de Dios, y así, de un verdadero gozo, y una verdadera alegría.

Este año que Dios nos concede, busquemos las bendiciones de Dios. Valoremos, cuidemos, y crezcamos en la salvación que el Señor nos ha dado por su bendita gracia.

OFRECER A DIOS UNA ADORACIÓN SIN ESTORBOS (v. 16-17).

He visto a muchas personas creer plenamente que pueden continuar en el pecado y, aun así, alabar y adorar a Dios. Su lógica es que Cristo murió por sus pecados, por lo que no importa si viven en pecado o no.

Hablando sobre la adoración al Señor, David dice: Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto (v. 16). La idea es que David sabe, que los sacrificios y holocaustos que él pueda ofrecer, son inútiles mientras esté viviendo en pecado (cf. Isaías 1:11-18).

¿Qué es lo que Dios percibe en nuestra adoración? Bueno, muchos creen que Dios solamente se fijará si cantamos “a capela”, o si cantamos decentemente y en orden. O si cantamos ciertos himnos de algún himnario de las iglesias de Cristo; cuando la atención de Dios también va mucho más allá que eso. David lo dijo así, “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (v. 17).

El apóstol Pablo, también dijo, Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional (Romanos 12:1).

¿Hay algo que estorbe su culto a Dios? ¿Hay algo que estorbe sus oraciones, sus cantos, su ofrenda? Bueno, eso no tiene por qué seguir así este año. Cuando David se arrepiente y busca la restauración de Dios, sabe que entonces, y solamente entonces, te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; entonces ofrecerán becerros sobre tu altar (v. 19). Así que, usted tiene delante de usted la solución para que su adoración no tenga ningún estorbo.

CONCLUSIÓN.

Hoy hemos aprendido tres propósitos espirituales para el año nuevo: una pureza de vida, disfrutar de las bendiciones de Dios y una adoración sin estorbos. Tal vez usted tenga otros propósitos, pero creo que estos le darán un fuerte fundamento para el resto.

2 Comentarios

  1. Angel 2 de enero de 2023

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