Conectados a su poder.

Iglesia de Cristo en Constituyentes.

Conectados a su poder.

(Hechos 4:31-33). No sé ustedes, pero yo me maravillo del poder de la iglesia primitiva. Me asombra ver las formas en que Dios los usó para su gloria. Cuando consideramos que más de tres mil almas fueron salvadas en un solo día, para luego alcanzar a cinco mil en otro, y que el Señor “añadía cada día” a la iglesia (cf. Hechos 2:47), y al ver que la iglesia acontecían milagros por la mano de los apóstoles, y como es que todos estaban llenos del Espíritu Santo, la devoción y la hermandad que tenían entre los creyentes; todo eso, nos deja saber que había algo diferente en la primera iglesia de Cristo.

Yo creo que la mayoría de cristianos anhelan ese mismo tipo de poder e influencia hoy en día. Para todos es evidente que no tenemos lo que ellos tenían; pero, ¿lo queremos? Sabemos que debemos tener el mismo tipo de poder si vamos a ser efectivos para llegar a nuestro mundo como ellos llegaron al de su tiempo.

En cierto modo, poseemos mucho más que ellos. Tenemos lugares de reunión, entre los cuales hay algunos muy grandes y hermosos. Hay iglesias de Cristo que tienen el suficiente dinero para hacer muchas cosas. Otras tienen a su alcance gran tecnología y, además, gozamos de la libertad de adorar a Dios. Entonces, aunque tenemos mucho a nuestro favor, nos falta lo único que hizo de la iglesia primitiva una congregación poderosa en la mano de Dios. ¿Qué nos falta? Nos falta su poder.

Quiero, por tanto, señalarles lo que creo que era la fuente de su poder. Quiero que vean que la primera iglesia de Cristo, estaba conectada a una tremenda fuente de poder. Creo que la fuente de poder que encontraron es exactamente lo que necesitamos en nuestros días, y durante el tiempo que estemos en este mundo.

La iglesia primitiva, estaba conectada a “tres fuentes” específicas de poder que les permitieron poner el mundo de sus días patas arriba, y todo, para la gloria de Dios. ¿Y sabe qué? Ese mismo poder está disponible para cada iglesia de Cristo de nuestros tiempos. ¿Qué hace falta? Necesitamos estar conectados a las mismas fuentes de energía a la que estaban ellos conectados.

Vamos a considerar, entonces, esas fuentes que empoderaron a la iglesia primitiva. Si queremos alcanzar nuestro mundo para Jesús, y si queremos ser todo lo que el Señor quiere que seamos, entonces vamos a tener que conectarnos a esas mismas fuentes.

NECESITAMOS CONECTARNOS AL PODER DE LA ORACIÓN (v. 31). 

Cuando los discípulos regresaron de su reunión con el Sanedrín, toda la asamblea se reunió en oración (cf. Hechos 4:23-31). Pues “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.” (v. 32). Mis hermanos, Dios honró las oraciones de su pueblo cuando se unieron como uno, orando por el bien común.

Estoy seguro de que la mayoría de nosotros entendemos la importancia de la oración. Espero que cada uno de nosotros tome tiempo diariamente para orar por nuestras familias, nuestras comunidades, nuestra iglesia y por nosotros mismos. Probablemente, nada de lo que hacemos en nuestro caminar cristiano es tan importante como la oración. ¡La oración es el secreto para alcanzar el poder de Dios!

Yo les pudiera leer lo que dice Mateo 7:7-8; Jeremías 33:3, Juan 14:13-14; Santiago 5:16 y 1 Juan 5:13-15, donde aprendemos que existen grandes promesas detrás de la oración.

También les puedo recordar que el Señor Jesucristo dio instrucciones precisas sobre la oración en Lucas 11:1-4 y Mateo 6:5-8, lo cual implica el gran valor que debe tener para Dios.

También les puedo recordar que, de acuerdo a 1 Tesalonicenses 5:17; Lucas 18:1 y Efesios 6:18, Dios ha mandado que practiquemos la oración.

Todo esto debe ser suficiente para entender que la oración es el secreto para alcanzar el poder de Dios. Sí, yo sé que a veces oramos; pero, ¿estamos orando como lo hacía la iglesia primitiva y, sobre todo, como Dios instruye en su palabra? Solemos recurrir a la oración cuando estamos conmocionados o necesitados de salud. Pero, ¿oramos con fervor? ¿Oramos específicamente? ¿Oramos juntos? ¿Oramos para que la obra de Dios esté respaldada por el Señor mismo? ¿Oramos para que el Señor obre en nuestro evangelismo? Esta iglesia en Jerusalén rogó a Dios diciendo, “concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra” (v. 29).

Estamos bien enseñados en la doctrina de Cristo y en nuestra organización. Pero, desgraciadamente puedo decir que somos analfabetos en la escuela de la oración. Si queremos que el poder de Dios repose sobre nosotros en estos días, debemos aprender a hacer uso del recurso de la oración. No solo como individuos, encerrados y separados unos de otros, sino que debemos aprender a orar colectivamente.

Hace tiempo un hermano me quiso corregir porque yo siempre hablo de este lugar, como “un lugar de reunión”. Y siempre digo, “el lugar de reunión de la iglesia”. Pero, ese hermano me decía que, bíblicamente, este lugar es una “casa de oración”, recordando las palabras del Señor que dijo, “mi casa, casa de oración será llamada”. Lo interesante es que ¡no se ora! Si la casa de Dios somos nosotros, entonces debemos ser distinguidos por nuestras oraciones.

Entonces, como iglesia, debemos acompañar a los necesitados que llegan de visita con nuestras oraciones. Si se presenta un problema entre nosotros, debemos buscar a Dios en oración. Debemos orar unos por otros, y por la obra que estamos haciendo aquí.

¿Saben ustedes como se aprende a orar? Pues, orando. Aprendemos a orar pidiendo a Dios lo imposible, creyendo que él hará lo que sea mejor para nosotros. Aprendamos a orar al leer la palabra de Dios.

La iglesia primitiva tenía el poder de Dios sobre ellos porque oraban juntos. Cuando llamaron, Dios escuchó y respondió. (cf. Hechos 4:31; Hechos 12:5). Entonces, ¿creen que Dios todavía escucha y contesta las oraciones de su pueblo? Por mi parte, he gozado del poder de Dios cuando he pedido su ayuda, su dirección y su fuerza. ¡Conectarse al poder de la oración haría más por esta iglesia que 10,000 series de predicaciones!

NECESITAMOS CONECTARNOS AL PODER DE LA PASIÓN (v. 32).

El texto bíblico nos dice que esta congregación era de un corazón y un alma. Es decir, no vivían para sí mismos, sino que vivían para quienes los rodeaban. Estas personas se entretuvieron en las necesidades de otros creyentes (v. 32, 34-37). Ellos fueron consumidos por las necesidades de los perdidos a su alrededor (v. 33). La iglesia primitiva poseía un corazón de siervo que era como el del Señor Jesús (cf. Filipenses 2:3-8).

Estas personas vivieron la voluntad del Salvador. Mientras Jesús estaba aquí, dijo esto: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35). Jesús dijo que su pueblo sería conocido por el amor que tenían por los demás creyentes que los rodeaban. Continuó diciéndonos cuál es Su voluntad: para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste (Juan 17:21).

Entonces, cuando nos amamos unos a otros como debemos, y cuando caminamos en unidad como debemos, le hacemos saber al mundo que nos rodea, que nuestra profesión de fe es real y que verdaderamente pertenecemos a Cristo. Ningún otro testimonio que damos predica tan fuerte y tan claro como nuestro amor mutuo.

¡Necesitamos conectarnos al poder del amor! No solo el amor que habla. No solo el amor que dice: “Te amo”. Necesitamos conectarnos a un amor que actúa (cf. 1 Juan 3:18). Debemos conectarnos con un amor que ponga a los demás por delante de uno mismo. Debemos conectarnos con Su tipo de amor; sin ese tipo de amor, todo lo que hacemos es en vano (cf. 1 Corintios 13:1-3).

Si yo lo amo a usted, por ejemplo, le perdonaré todas y cada una de las veces que me ha lastimado: Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo (cf. Efesios 4:32). Cuando lo ame como debo, buscaré sus mejores intereses antes que los míos. Cuando los ame como debo, los trataré como debo (cf. 1 Corintios 13:4-8a).

Un avivamiento del amor en la iglesia produciría entre nosotros el mismo tipo de actitudes y poder que existía en la iglesia primitiva. ¿Qué efectos tiene el amor? Bueno, para no especular, veámoslo en Hechos 4:

  • El amor nos hace considerados con los demás (v. 32).
  • El amor hace a las personas más importantes que las posesiones (v. 32).
  • El amor permite a los cristianos dejar de lado sus diferencias. La iglesia primitiva estaba formada por personas que venían “de todas las naciones bajo el cielo” (Hechos 2:5). Esto implicaba que, siendo de la misma raza, tenían muy diferentes costumbres y visiones de la vida.
  • El amor produce pasión por los perdidos que viven a nuestro alrededor (v. 33).

El amor nos da poder. Sin amor, careceremos del poder de Dios que necesitamos para ser efectivos en esta era. Necesitamos conectarnos al poder de una pasión genuina y absorbente por los demás, y así, por el Señor.

NECESITAMOS CONECTARNOS AL PODER DE LA PREDICACIÓN (v. 33).

Si bien la iglesia primitiva se caracterizó por la oración y el amor, también se caracterizó por la proclamación del Evangelio. Eran un pueblo predicador. Llevaron el mensaje del Evangelio a un mundo que necesitaba desesperadamente ese mensaje.

El versículo 33 nos dice que “gran poder” descansaba sobre los apóstoles al predicar. Su predicación y su testimonio son tan efectivos porque Dios fortaleció su predicación y bendijo la proclamación del Evangelio.

La iglesia moderna debe estar marcada por la oración y por el amor, pero también debemos estar marcados por la proclamación del Evangelio.

Se nos ha dado el mensaje más grande que el mundo jamás haya conocido (cf. 1 Corintios 15:3-4). Hemos sido enviados a predicar ese mensaje dondequiera que haya pecadores (cf. Marcos 16:15; Mateo 28:19-20). Se nos ha prometido Su ayuda al compartir ese mensaje con los perdidos que nos rodean (cf. Hechos 1:8).

Hay todo un mundo a nuestro alrededor que necesita escuchar acerca de Jesús. Todos los días, en todos los lugares, hay personas perdidas que necesitan escuchar el mensaje de salvación. Nuestro deber es hablarles de Jesús y lo que Él puede hacer por ellos. ¡Salvarlos es asunto de Dios!

Si nuestro mensaje va a ser fortalecido como el de la iglesia primitiva, debemos entender algunas cosas.

  • La proclamación del mensaje es esencial (cf. 1 Corintios 1:21; Romanos 10:13-17). El mensaje debe ser predicado o nadie será salvo.
  • El poder de Dios es primordial. Podemos predicar; podemos testificar; podemos decir, pero si Él no está involucrado, nadie será salvo (cf. Juan 6:44). Jesús debe acompañarnos mientras predicamos su palabra.
  • Cuando el pueblo de Dios se conecta a la oración y la pasión por los demás, podemos contar con Su mensaje de poder para la salvación de las almas.

Conclusión: Tenemos muchas ventajas sobre la iglesia primitiva, pero nos avergüenzan sus logros. ¿Por qué? Porque ellos se apegaron a lo básico y Dios los bendijo, obrando a través de ellos en una demostración del poder divino. Ese mismo poder está disponible para nosotros hoy. Al igual que la iglesia primitiva, debemos volver a las bases del cristianismo. Necesitamos conectarnos con el poder de la Oración, con el poder de la Pasión y el poder de la Proclamación. ¡Hacer eso nos permitirá sacudir nuestro mundo para Jesús!

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