La obediencia al evangelio.

Iglesia de Cristo en Constituyentes.

La obediencia al evangelio.

(Romanos 6:16-17). En nuestro mensaje anterior, estuvimos considerando “El llamado del evangelio”. Vimos que el evangelio de Cristo llama a los hombres a través de la predicación de las Escrituras. Aprendimos también que cualquier llamado que no sea el que Dios lleva a cabo a través de las Escrituras, era un llamamiento espurio. Nadie debe confiar en ciertas visiones, sueños o sucesos especiales o extraordinarios en su vida, como si por medio de esas cosas Dios les estuviese llamando. El llamado correcto, el llamado exacto, el llamado seguro, es que el evangelio hace cuando las Escrituras son predicadas.

El día hoy, vamos a considerar el tema, “La obediencia del evangelio”. Y esto es importante, porque si una persona no se somete, no vive el evangelio, de nada sirve que lo escuche. Puede estar escuchando y escuchando, pero si no obedece el evangelio, simple y sencillamente no sirve para nada. El evangelio no sirve si solamente es escuchado. Hay personas que llevan años escuchando, y hasta les gusta escuchar, pero no tienen una respuesta que sea conforme a lo que se escucha.

Ahora, la pregunta es esta, ¿Qué es lo que debo obedecer del evangelio? Bueno, usted debe recordar que consideramos algunos hechos que el evangelio contiene. Estos hechos son la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, como lo dijo Pablo en 1 Corintios 15:1-3. Bueno, mi estimado amigo, usted necesita obedecer ese evangelio. Esos hechos deben ser una realidad en su vida. Pero antes de eso, contestemos a la pregunta:

¿POR QUÉ DEBE SER OBEDECIDO EL EVANGELIO?

 Las personas deben obedecer el evangelio, porque son “esclavos del pecado”. Esta esclavitud no tiene nada que ver con una esclavitud política o social. Usted puede moverse por este mundo libremente, puede decir y hacer todo lo que quiera, o todo lo que la ley civil le permita. Pero, a pesar de que usted puede hacer todas esas cosas, al cometer pecado, usted se convierte en un esclavo del pecado. Jesús dijo en Juan 8:34, De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. El Señor claramente dice que esta esclavitud no viene con el nacimiento, sino al momento de hacer aquello que la ley universal de Dios prohíbe. Así lo dice Juan en su primera carta, capítulo 1, versículo 4, Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Entonces, cuando quebrantamos la ley universal de Dios, cometemos pecado, y cuando cometemos pecado, nos convertimos en esclavos del pecado.

¿Ha pecado usted? Tal vez usted piense que no, que no es culpable de pecado. Usted se juzga como una persona buena, porque no ha matado a nadie, o no ha cometido algún delito que la ley civil castigue. Pero, ¿qué dice Dios? Dios dice, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). ¿Cuántos pecaron? “Todos pecaron” dice la Santa Escritura. Usted puede engañarse a sí mismo pensando que no ha pecado, pero el creador del universo, dice todo lo que contrario a lo que usted piensa. Dios dice que “todos han pecado” y, por tanto, “están destruidos” de su “gloria”. Así que, si Dios dice que no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque (Eclesiastés 7:20), entonces usted es esclavo del pecado. El juicio de Dios es claro y directo. Él ha dicho que “no hay justo ni aún uno” (Romanos 3:10), y por eso, usted es uno que es esclavo del pecado.

¿PUEDE USTED OBEDECER EL EVANGELIO?

 Bueno, si usted pudo pecar, entonces también puede obedecer el evangelio. Si usted pudo desobedecer a Dios para seguir sus propios caminos, entonces también puede obedecer a Dios.

Hay algunos grupos religiosos que creen que el hombre no puede obedecer a Dios. Creen que el hombre, estando en pecado, no puede obedecer. Creen que es necesario que el Espíritu Santo mismo lleve a cabo una obra milagrosa en el corazón del pecador para que sea salvo sin obedecer. Creen que el hombre necesita que Dios le ponga fe en su corazón. Creen que Dios debe hacer una obra de gracia en el corazón del pecado para que pueda ser salvo; porque el hombre no puede obedecer. Bueno, esto es falso. Si usted está en pecado, usted no solamente puede, sino que debe obedecer el evangelio.

Pablo escribió aquí en Romanos 6:17, Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón. ¿Leyeron con atención? Aunque eran esclavos del pecado, aunque estaban bajo el poder y el dominio del pecado, ¡obedecieron de corazón! ¿Lo ve? El hombre, “aunque” este bajo el dominio del pecado, puede obedecer el evangelio. El hombre puede obedecer el evangelio, “aunque” sea el hombre más perverso sobre la tierra. El hombre puede ser tenido como lo más vil y miserable, como uno sobre quien no se puede tener esperanza, sobre uno que esté bien hundido en el pecado, “aunque” esa sea su condición, él puede obedecer de corazón el evangelio.

En Hechos 2, el apóstol Pedro comenzó a predicar el evangelio, y lo estaban escuchando personas que necesitaban “el perdón de sus pecados”. Pues, como tres mil personas, “aunque” estaban muertos en sus pecados, entendieron la predicación, la creyeron, se arrepintieron y fueron bautizadas, obedeciendo así el evangelio. Por tanto, el hombre, “aunque” esté muerto en sus pecados, puede entender, creer y obedecer el evangelio.

Pablo dijo en 2 Tesalonicenses 1:8, que el Señor Jesucristo viene en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Si el terrible juicio ha de caer sobre aquellos que no obedecen al evangelio, esto indica que el hombre, “aunque” esté en pecado, puede y debe obedecer el evangelio.

Nuestro Señor Jesucristo, dice Hebreos 1:8, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. Si la eterna salvación es para todos los que le obedecen, se sigue que deben ser capaces para obedecer. Por tanto, el evangelio puede ser entendido y obedecido por los hombres, “aunque” sean esclavos del pecado.

USTED DEBE OBEDECER EL EVANGELIO, PERO DEBE OBEDECERLO DE CORAZÓN.

Es importante tener en cuenta que Dios siempre tiene en consideración el corazón de los hombres. Yo creo que esto es así, porque es en el corazón donde mora el pecado. En Génesis 8.21, dice, Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. ¿Lo ven? En el corazón del hombre tiene su morada el pecado, y es desde ahí de donde brotan todas las obras perversas que son contrarias a la voluntad de Dios.

Jesús dijo en Mateo 15:19, Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. ¿Ven ustedes de donde salen todas esas obras perversas? Del corazón salen. El pecado mora en el corazón del hombre.

Sobre la vida del hombre malo, Dios dice en Proverbios 6:14, Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo. ¿Qué hay en su corazón? ¡Perversidades! Sus actividades son malas, sus pensamientos son malos, sus obras son malas, precisamente por lo que hay en su corazón.

Estando el pecado morando en el corazón del hombre, no podemos esperar ningún fruto bueno de su parte. Terrible error aquellos que siguen el sentir de su corazón, cuando el corazón no ha sido redimido. Dice Jeremías 17:9, Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?

Para obedecer el evangelio de corazón, usted necesita creer de todo corazón que Jesucristo es el Hijo de Dios (Hechos 8:37). Necesitan tener un “corazón arrepentido”. Si no lo, entonces no puede haber perdón. Dice Romanos 2:5, Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios. No obstante, cuando esa dureza de corazón es quebrantada, entonces hay perdón, como el Salmista dijo, Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios (Salmo 51:17). También el Salmo 34:18, dice, Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Cuando una persona cree y se arrepiente de todo corazón, confesará a Cristo y será bautizado eficazmente, para el perdón de sus pecados (cf. Hechos 8:37-38, 41).

LA OBEDIENCIA AL EVANGELIO, IMPLICA OBEDECER UNA FORMA DE DOCTRINA.

Dice Pablo en Romanos 6:17, Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados. Pero, ¿qué forma es esa? Eso tiene que ver con una alusión al evangelio.

Recuerden, el evangelio es la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Bueno, dice Pablo que, cuando somos bautizados, participamos de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Pablo dice en Romanos 6:3-4, ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Cuando uno obedece el evangelio, uno es muerto, sepultado y resucitado juntamente con Cristo, y de esta manera, andamos en vida nueva.

LA OBEDIENCIA AL EVANGELIO DA COMO RESULTADO GRANDES BENDICIONES.

Pablo dice que, cuando obedecemos el evangelio, llegamos a ser libertados del pecado y llegamos a ser siervos de la justicia (Romanos 6:18). Dos grandes bendiciones.

Mis hermanos y amigos, el evangelio es un mensaje de liberación. Eso mismo fue lo que Jesús dijo cuando estaba aquí en la tierra. Él se paró en una sinagoga de su ciudad natal y pidió el rollo que contenía las palabras de Isaías, el profeta, el cual había vivido siete siglos antes, habiendo profetizado acerca de la obra de Cristo. El pasaje que leyó Jesús, y que hablaba de su misión, dice: El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel (Isaías 61:1) Como el Ungido de Dios, Jesús vino a la tierra para liberar a las almas cautivas del pecado. La Biblia es una historia de liberación.

Pablo dice que llegamos a ser “siervos de la justicia”, y esto es interesante, pues pasamos de un estado de “esclavitud” a un estado de “servidumbre”. Es como estar bajo el yugo de un amo injusto y sumamente malo; pero ahora, estamos bajo la soberanía de un amo justo y bondadoso. Pablo lo explica así, Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia (v. 19). ¿Lo ven? Aquí tenemos una esclavitud intencional. Cuando estábamos bajo el dominio del pecado, lo hacíamos para “iniquidad”, para vivir injustamente en este mundo; pero ahora que somos de Cristo, tenemos la intención de ofrecer todo nuestro ser para “servir a la justicia”. Ahora tenemos un amo distinto, una intención distinta y un destino distinto. No podemos seguir viviendo como si todavía estuviésemos bajo el dominio del primer amo, porque ahora somos del segundo, ahora somos siervos de la justicia.

Con el amo anterior había sufrimiento y condenación, pero con el amo al que pertenecemos cuando obedecemos el evangelio, obtenemos salvación y vida eterna. Vean que así lo dice el versículo 23, donde Pablo escribo que la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Somos grandemente bendecidos al obedecer el evangelio.

CONCLUSIÓN.

  • Hoy hemos aprendido que debemos obedecer el evangelio para ser libres de la esclavitud del pecado.
  • Hemos aprendido que el hombre puede obedecer el evangelio, aunque esté muerto en sus pecados.
  • Hemos aprendido que el evangelio debe ser obedecido de corazón.
  • Hemos aprendido que obedecer el evangelio, implica obedecer un tipo o forma de doctrina.
  • Hemos aprendido que la obediencia al evangelio, resulta en grandes y preciosas bendiciones.

¿Ha obedecido usted el evangelio? Hoy lo puede hacer. Crea de todo corazón que Cristo es el Hijo de Dios, arrepiéntase de sus pecados, venga a confesar con su boca que Jesús es el Señor, el Hijo de Dios, y sea bautizado para el perdón de sus pecados.

¿Usted ya obedeció el evangelio? Bueno, ahora debe perseverar fiel. La obediencia al evangelio debe ser permanente. De otro modo, dijo Pablo, creísteis en vano” (1 Corintios 15:2).

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