Considerando nuestra fe.

Iglesia de Cristo en Constituyentes.

Considerando nuestra fe.

(Hageo 2:20-23). Hemos llegado al final de nuestra serie de sermones sobre Hageo. Aunque este libro fue escrito hace 2500 años, ha sido muy relevante para nuestros días. Si alguien tenía alguna duda sobre la naturaleza atemporal de las enseñanzas de la Biblia, espero que nuestras lecciones en el libro de Hageo le hayan ayudado con eso, sobre todo para que, el mensaje que en el libro encontramos, sea atesorado en su corazón y dé como resultado una nueva apreciación de la importancia de la voluntad de Dios para nuestras vidas.

En nuestra serie de predicaciones sobre este libro, hemos sido desafiados a considerar nuestros caminos, a considerar a nuestro Dios y considerar nuestras acciones. En estos versículos finales, Dios presenta el desafío de considerar nuestra fe. Y para comprender completamente las palabras que hemos leído en la Escritura, debemos recordar el contexto del libro. Los judíos habían regresado a Jerusalén después de un largo cautiverio de setenta años en Babilonia. La ciudad y el templo estaban en ruinas. Había mucho trabajo por hacer y la tarea por delante era, por decir lo menos, desalentadora. Los terribles recuerdos del cautiverio estaban en sus mentes, por lo que era común que el miedo los atormentara constantemente. Es natural que muchos de ellos se preguntaran si alguna vez completarían la tarea que tenían por delante, e incluso, si el trabajo realmente valía la pena. No es nada extraño que la gente cayera en desánimo y mucho cansancio por el trabajo. Por eso, necesitaban palabras de esperanza y seguridad para animar sus esfuerzos. Es por eso que el Señor quiso que consideraran su fe. Si la obra y su futuro dependiera únicamente de sus propias habilidades, entonces jamás prevalecerían. Afortunadamente, ¡había una fuerza y un poder en ellos que no conocía límites!

Aunque hoy el escenario y los desafíos son muy diferentes, nosotros también enfrentamos una atmósfera de oposición. Es cierto que no hemos experimentado la esclavitud física que ellos padecieron, pero también es verdad que el mundo a nuestro alrededor busca vencer la obra de la iglesia y el testimonio de Cristo. Los cristianos nos hemos convertido en una minoría en un mundo cada vez más hostil. La tarea que tenemos por delante también puede parecer abrumadora. Así como la gente de antaño, necesitamos una palabra de aliento y seguridad. Nosotros también necesitamos considerar nuestra fe. Necesitamos que se nos recuerde la fuerza y el poder del Dios al que servimos. Seguramente fallaremos si dependemos de nuestras propias habilidades, pero con la ayuda del Señor, podemos prevalecer.

Al concluir nuestras lecciones en Hageo, quiero tener en cuenta las realidades dentro del texto a medida que pensamos en el desafío de estar considerando nuestra fe.

I. POR MEDIO DEL MENSAJE DIRECTO DE LA PALABRA DE DIOS (20-21a).

Al igual que con los otros mensajes, Dios claramente tenía una palabra para el pueblo. No estaba hablando solo para entablar una conversación u ocupar el tiempo de Hageo. Tenía una palabra que necesitaba ser escuchada y atendida por el pueblo. Había varias cosas que debían saber:

A. El Tiempo: Vino por segunda vez palabra de Jehová a Hageo, a los veinticuatro días del mismo mes (v. 20). Esta palabra vino el mismo día que el mensaje anterior. Dios había desafiado al pueblo a considerar sus acciones, su forma de vida, y al mismo tiempo había un desafío a considerar su fe. Era necesario hacer cambios en sus vidas; y junto con esos cambios, tenía que haber un resurgimiento de la fe. Vivir vidas piadosas era necesario, pero aparte de la fe, nunca prevalecerían. Necesitaban buscar al Señor y Su fuerza, dejando de confiar en la suya propia.

Creo que estarían de acuerdo en que nosotros también debemos considerar nuestra fe en este momento. Claramente, hay una necesidad de aquellos que considerarán sus vidas ante el Señor y buscarán eliminar cualquier cosa que obstaculice nuestro servicio a Él, pero eso solo no es suficiente. De hecho, será imposible sin la fe y la dependencia del Señor. La iglesia moderna ha dependido de las habilidades de los hombres y de los programas creados por el hombre para producir resultados durante demasiado tiempo. Estoy agradecido por las habilidades que Dios nos ha dado y no me opongo a los programas y actividades bíblicos dentro de la iglesia, pero en algún momento del proceso, hemos dejado a Dios fuera de la ecuación. Vivir una vida piadosa es esencial para hacer el trabajo que se nos ha encomendado; sin embargo, nunca lograremos nada de valor duradero por nosotros mismos. ¡Debemos buscar al Señor, su sabiduría y fuerza para vencer y prosperar! Es tiempo, por tanto, de considerar nuestra fe.

B. El objetivo: Habla a Zorobabel gobernador de Judá (v. 21a). Este mensaje era específico para Zorobabel, gobernador de Judá. El pueblo permaneció bajo la autoridad de los babilonios y el poder del gobernador era limitado, pero se le consideraba un líder entre el pueblo. De hecho, Zorobabel era nieto de Joaquín, próximo al último rey de Judá. Si bien este mensaje tenía aplicación para todo el pueblo, fue dado directamente a Zorobabel. Esto fue necesario porque, si su fe era débil y carente, la gente lo sentiría y lo sabría, lo que llevaría a la falta de fe entre ellos.

Cuando estaba leyendo esta porción de la Escritura, debo decirles que este pasaje me desafió directamente a mí. Vivimos en una época en la que la mayoría no está dispuesta a asumir responsabilidades. Muchos están felices de atribuirse el mérito del éxito, pero no están dispuestos a asumir la responsabilidad del fracaso. La mayoría de los líderes están felices de gritar instrucciones y expectativas, pero prefieren no ser responsables de los resultados. Nos guste o no, las organizaciones suben y bajan con el liderazgo. Me doy cuenta de que la iglesia no es una organización; ella es un organismo vivo, el cuerpo de Cristo, pero el principio sigue siendo el mismo. Si el liderazgo dentro de la iglesia carece de fe y deseo, la iglesia en su conjunto también carecerá. Aquellos de nosotros en roles de liderazgo le daremos cuenta a Dios por cómo hemos liderado y el impacto que hemos tenido. No podemos esperar encontrar fe y compromiso mientras soy pasivo en la iglesia. Si la fe es algo que solamente ejercemos en el púlpito, entonces no se sorprendan de que falte en la iglesia y su obra. Hermanos varones, necesitan considerar su fe, y ser hombres comprometidos con la obra del Señor en este lugar.

II. POR MEDIO DEL MENSAJE PODEROSO DE LA PALABRA DE DIOS (21B-22).

La palabra que Dios habló a Zorobabel reveló Su gran fuerza y poder.

A. La Severidad del mensaje: Yo haré temblar los cielos y la tierra (v. 21b). Dios le recuerda a Zorobabel el gran poder que posee. Habla de un tiempo por venir cuando literalmente hará temblar los cielos y la tierra en juicio. Él posee todo el poder y obrará de la manera que le agrade. ¡Él es misericordioso y paciente, pero Su misericordia no durará para siempre! Dios le recordó al pueblo que Él permanecía en control y tenía el poder para cumplir Su voluntad.

No puede haber duda de que hemos experimentado un gran declive entre la iglesia en América en los últimos años. Enfrentamos luchas y oposición que no estaban presentes hace apenas unos años. Muchos se preguntan si la iglesia sobrevivirá. Nos preguntamos qué tan mal se pondrán las cosas en nuestro futuro. ¿Cómo responderá la sociedad a la iglesia y a la gente de fe? Estoy convencido de que hay más dificultad en nuestro futuro. De hecho, es probable que enfrentemos persecución por nuestra fe, pero podemos estar tranquilos sabiendo que la iglesia prevalecerá. Vendrán pruebas y adversidades, pero servimos al Señor Jesucristo. Él no murió por la iglesia para permitir que ella perezca. Las luchas abundarán, pero el Señor permanece en Su trono y en control. Nunca debemos perder nuestra fe en el poder del mensaje.

B. El juicio que anuncia su mensaje: y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano (v. 22). Aquí Dios habla de un tiempo todavía futuro para Zorobabel y el pueblo de Judá. Sabían, según la profecía de Daniel, que los babilonios permanecerían en el poder por muchos años más. No vivirían para ver cumplidas estas palabras. De hecho, y en cierto sentido, aún no hemos visto cumplidas estas palabras. Dios también trastornará el mundo y su poder en el que vivimos hoy. Aunque hoy toda institución y asociación que promueve el pecado y el engaño parezcan muy poderosas e indestructibles, sabemos que Dios tendrá la última palabra. Dios los derrotará y les dará su parte en el día del juicio final. Nunca nuestra fe debe doblegarse, aunque parezca que los poderes del mal sean indestructibles.

Ahora, si la gente no viviría para ver esto cumplido, ¿por qué Dios vio la necesidad de compartir esto con ellos? ¿Qué beneficio había en esta profecía? ¿Qué beneficio o aplicación tiene para nosotros? En primer lugar, Dios quería que se dieran cuenta y supieran que Él era soberano y tenía el control de los reinos de la tierra. Enfrentaron gran adversidad y servidumbre por parte de un rey extranjero, pero los reyes de Babilonia no superaron la autoridad y el poder de Dios. Por eso, ¡el pueblo necesitaba confiar en el Señor y depender de Él! Las cosas también están cambiando rápidamente en nuestro mundo. Diversos gobiernos del mundo están aprobando leyes que promueven el pecado y que restringen nuestras libertades como cristianos. No pocos gobernantes de este mundo, en su mayoría, no simpatizan con la causa de Cristo. Somos una pequeña minoría en un mundo de más de millones de personas. Sin embargo, no debemos desanimarnos. ¡Nuestro Dios permanece sentado en Su trono! Jesucristo, nuestro Señor, está sentado a la diestra del Padre, intercediendo por nosotros. Aunque el mundo puede rechazar a Jesús como el Salvador soberano, Él permanece en completo control.

En segundo lugar, la gente necesitaba que se le recordara que la Palabra de Dios nunca falla. Las cosas pueden haber parecido fuera de control, pero todo estaba procediendo de acuerdo con el plan soberano de Dios. Judá pudo haber sido forzado a lidiar con la esclavitud, pero el plan de redención todavía estaba en su lugar. Jesús vendría en la plenitud de los tiempos. Él llevaría nuestro pecado en la cruz y proveería para nuestra redención. Se levantaría triunfalmente al tercer día y ascendería de regreso al Padre. Cada profecía y promesa que Dios hizo se cumpliría. Y aunque diversos gobiernos o instituciones pecaminosas dominen la narrativa hoy en día, eso no durará para siempre. Dios permaneció en control en los días de Zorobabel y Él permanece en control en nuestros días. Los acontecimientos mundiales no sorprenden a nuestro Dios. No sé qué tan mal se pondrán las cosas, pero hay un día señalado en el calendario de Dios cuando Jesús vendrá nuevamente por la iglesia. ¡Él entonces derrotará a los enemigos de la fe y los reinos de este mundo, trayendo juicio sobre todos ellos! ¿Y nosotros? Estaremos con él en gloria.

III. POR MEDIO DEL ALIENTO QUE PROPORCIONA LA PALABRA DE DIOS (v. 23).

Había poco de qué regocijarse durante el cautiverio y por las dificultades de la reconstrucción, pero Dios ofreció un mensaje alentador a Zorobabel y al pueblo. Considerar:

A. Al saber que somos reconocidos por Dios: En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos (v. 23). Dios habla específicamente a Zorobabel, llamándolo por su nombre. Había habido gran adversidad, y sus padres no habían sido fieles, pero Zorobabel había hallado gracia en el Señor. Fue reconocido por el Señor y cuidado por Él.

Esta es una verdad simple, pero me brinda un gran consuelo. Nuestro Señor conoce a cada uno de los Suyos. Puede que el mundo nunca sepa quiénes somos, ¡pero los hijos de Dios son preciosos para el Salvador! Él sangró y murió por nuestra redención. Él ha escrito nuestros nombres en el Libro de la Vida. No tenemos forma de saber lo que nos depara el futuro, ¡pero somos conocidos por Él! ¡Él no perderá a uno que ha sido colocado dentro de su familia!

B. Al saber de la promesa de restauración: En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos (v. 23). Esto debe haber sido muy consolador para Zorobabel. Su abuelo había sido muy malo a los ojos de Dios, pero el Señor prometió restauración para Zorobabel. Él no sería cortado debido a las acciones de sus padres. Zorobabel aparece en ambas genealogías de Cristo, a través de Salomón y Natán. Él era un vaso escogido del Señor, recibiendo restauración después de la rebelión y el cautiverio de Judá.

Aquí también hay una profecía que no podemos pasar por alto. El “sello” del que habló Dios se refiere a Jesucristo, el Salvador venidero. Nosotros también éramos como Zorobabel y el pueblo de Judá. El pecado y la rebelión habían causado separación y esclavitud. Pero, Jesucristo, nuestro Señor, vino a redimirnos del pecado y brindar restauración. Por Cristo nuestro Señor, ahora disfrutamos de la comunión con el Padre. ¡Eso debería proporcionar consuelo y seguridad para cualquier cosa que podamos enfrentar en la vida! ¿Qué podríamos enfrentar que no podemos soportar? No debemos tomar el camino del pecado, sino tomar aliento en esta verdad y esforzarnos por hacer la voluntad de Dios a cualquier costo.

C. La Redención: En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos (v. 23). Dios se refirió a Zorobabel como Su siervo. Esto no fue por su mérito o valor, sino simplemente por la gracia y la misericordia de Dios. Dios extendió la gracia a los que no la merecían y retuvo el juicio según Su misericordia. Puede que tenga que lidiar con dificultades y oposición en la vida, pero había sido escogido por el Señor.

Esto hace toda la diferencia para los hijos de Dios. Él nunca prometió una vida fácil, pero sí prometió estar allí con nosotros en cada paso del camino, sin dejarnos ni abandonarnos nunca. Nosotros, como Zorobabel, no merecíamos tal misericordia y gracia, pero Él eligió extenderla a través del sacrificio de Su Hijo. Él pagó nuestra deuda al sufrir en la cruz. Él compró completamente nuestra redención y nuestra cuenta está pagada en su totalidad. Es posible que nosotros también tengamos que enfrentar grandes adversidades, pero estamos seguros en Cristo nuestro Señor. Independientemente de lo que enfrentemos, se nos promete la vida eterna en el cielo. Pasaremos la eternidad en la presencia de nuestro Salvador y Señor. La vida puede ser dura; vendrán dificultades, ¡pero hay un día mejor por delante para los redimidos!

CONCLUSIÓN.

Esta ha sido una serie de predicaciones, para mí, esclarecedora y desafiante. Dios merece y espera que vivamos de una manera que lo honre. Debemos ser luz en un mundo oscuro. Debemos vivir en sumisión a Su voluntad. Esta es una tarea difícil, pero no estamos solos. Él nos equipará para honrarlo y servirle si tan solo nos sometemos a Él. Estoy seguro de que enfrentaremos días difíciles en el futuro, pero no tenemos que enfrentarlos solos. Jesús proporcionó los medios de salvación y ofreció restauración y fortaleza para el viaje. ¿Lo conoce como Salvador? ¿Ha rendido su voluntad y recibido la salvación en Cristo? Solamente Él puede salvar, y solo Él puede darnos la fuerza que necesitamos. Mis hermanos, ¿es nuestra vida lo que debería ser? ¿Estamos a la altura de las expectativas del Señor? Si no, ¡vaya a Él hoy en arrepentimiento y busque guía para su vida!

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