Ejemplo de una vida firme

Iglesia de Cristo en Constituyentes.

Ejemplo de una vida firme

(Rut 1:1-22). Hay muchas historias en la Biblia que sirven de aliento a nuestro corazón. La historia de Rut no es una excepción. Muchos miran este pequeño libro, que fue escrito durante el tiempo de los jueces, y no ven nada más que una historia de amor. Sin embargo, aunque hay una especie de historia de amor en este libro, esa es la interpretación, creo yo, más superficial. El panorama más amplio es el de un pecador perdido que, mediante la guía y la providencia divinas, se relaciona con Jehová y se convierte en un antepasado del Señor Jesucristo. En este libro se nos enseña que Dios no es solo el Salvador de Israel, ¡sino que es el Salvador de toda la raza humana!

Ojalá hubiera tiempo esta mañana para predicar todo este libro, pero no lo hay. Lo que me gustaría hacer es mirar los versículos que hemos leído y sacar una pequeña fotografía del corazón de esta mujer llamada Rut. En estos versículos, y también a lo largo de este libro, vemos en Rut un tremendo ejemplo de una vida firme. Ella nos enseña a permanecer fieles, incluso, cuando aquellos que nos rodean no lo hacen. Meditemos, pues, estos versículos y examinemos este Ejemplo de una vida firme.

LA CONDICIÓN DE RUT (v. 1-7).

Su ascendencia (v. 4). Rut era de una nación condenada. Ella y su pueblo eran pecadores. Habían sido juzgados y condenados por el Señor. Por tanto, bien podemos decir que su condición estaba marcada por la desesperanza, la desesperación y la pérdida.

En esto, Rut es una imagen de cada persona en este mundo, que está fuera de la comunión con Dios, viviendo sin Jesucristo. Esa era nuestra condición antes de conocer el evangelio. Estábamos indefensos y condenados ante Dios. Pero esa condenación no era injusta. Más bien, era el efecto mismo de nuestros pecados, como dijo Pablo en Romanos 5:12, que la muerte espiritual pasó a todos los hombres “por cuanto todos pecaron”. Cuando el hombre vive en esa condición, dice el apóstol Juan que, “la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36). Esa es una condición también desesperada. De hecho, es una pérdida terrible. Es toda una tragedia. Mire que tener la bendición de venir a la existencia, venir a este mundo para terminar en el infierno eterno. ¿No es una terrible pérdida?

Su adversidad (v. 5). Este versículo nos dice que, tanto el esposo de Rut como el hermano de aquel habían muerto. Esto es algo terrible, pues, ambas mujeres se quedaron viudas, lo que implicaba haber quedado sin una fuente de sustento segura y sin esperanza para el futuro. Se enfrentaron a una prueba terrible. Parecía que la única esperanza era regresar a la casa de su padre y esperar que otro hombre eventualmente se casara con ellas.

Nuevamente, en su condición, podemos ver una imagen de la humanidad sin Cristo. La Biblia nos dice que la vida está llena de problema y aflicciones. Así lo dice Job 14:1, “El hombre nacido de mujer, corto de días, y hastiado de sinsabores”. Pero, esto todavía es peor en aquellos que viven sin el conocimiento y la sabiduría de Dios. Dice Proverbios 13:15, “El buen entendimiento da gracia; más el camino de los transgresores es duro”.

Su esperanza (v. 6-7). Noemí se ha enterado de que la hambruna que provocó que su familia abandonara Belén ha terminado, y que hay pan en la tierra. Entonces ella se levanta para irse a casa, y sus dos nueras se levantan para ir con ella.

De algún modo, tanto Rut, como Orfa habían visto, o escuchado, o aprendido sobre las vidas de los israelitas y su Dios, y esto les quedó en su corazón. Así que, cuando Noemí quiere regresar a casa, ellas deciden seguirle.

Mis hermanos y amigos, así es como podemos dirigirnos hacia una vida nueva en el Señor. Se toma una decisión consciente de dejar atrás la vieja vida e ir con el Señor a una totalmente nueva y diferente. ¿Ha tomado usted esa decisión? Si lo ha hecho, solamente debe tener presente que, la dirección correcta es Cristo. El camino correcto es Cristo. Si hemos estado en la iglesia por algún otro motivo o razón que no sea Cristo, debemos reconsiderar bien las cosas. Debemos estar seguros de habernos decidido por Cristo, y para Cristo, pues es en él, y solamente en él donde podremos encontrar esperanza para nuestra desgracia espiritual.

EL DESAFÍO DE RUT (v. 8-15).

Una expectativa (v. 8-9). Al comenzar su viaje, Noemí anima a sus nueras a regresar a sus propias familias. Y aunque ella ha rogado a Dios por ambas, tiene la intención de despedirlas. La acción de Noemí para con ellas, representa una disyuntiva que tendrá efectos trascendentales. Está la tierra de Dios o la tierra de sus familias. Hay efectos eternos ante el camino que cada una de ellas tome.

Básicamente, esto se reduce a un desafío al compromiso asumido por estas mujeres. Se enfrentan al desafío de renunciar a su determinación de seguir a Noemí y son tentadas a volver a una vida de paganismo y maldad. Mis hermanos, en caso de que no lo hayan notado, la vida está llena de esos mismos desafíos. Día con día se nos presenta la oportunidad de seguir nuestros propios caminos y arruinar nuestras almas por la eternidad. Por diversas circunstancias y por diversos motivos, pero día tras día enfrentamos desafíos que revelarán el nivel de compromiso que tenemos con Dios. Mis hermanos, la manera en que responsamos a dichos desafíos, indicará el tipo de corazón que tenemos. Y ahora, ante ese desafío, se nos presenta la oportunidad de conocer el corazón de Rut.

Una explicación (v. 10-13). Noemí intenta persuadir a estas mujeres de que se vayan a casa porque ya no tiene más hijos para casarse con ellas y darles hijos según la ley del matrimonio por levirato. E, incluso, si se volvieran a casar y tuvieran hijos, no se podría esperar que estas mujeres esperaran hasta que estos nuevos hijos fueran mayores.

Esto es solo otro intento de hacer que estas jóvenes mujeres regresen con sus familias. Miren hermanos, si no cedemos nuestra lealtad a Dios ante cierto desafío, tengan por seguro que se presentarán otros, que incluso contengan razones o motivos mucho mejor elaborados, o mucho más tentadores. Tendrán una filosofía mucho más lógica, o hasta “justa”. Como cuando alguien dice, para justificar cierto pecado, “¿No tengo derecho a ser feliz?” O “¿No he soportado ya lo suficiente?”. Y entonces, ceden.

¿Cómo reaccionamos a los desafíos que enfrentamos? Muchos, simplemente toman la opción de alejarse de Dios. Pero, ¿sabe qué? Usted debe aprender esto y tenerlo bien presente: Los desafíos que nuestra fe recibe, no son motivos para alejarnos de Dios. Más bien, son razones para acercarnos más a Dios. Dice Job 1:20-21, “Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”. Mis hermanos, recuerden que detrás de la tragedia de Job, hay un desafío. La idea es que maldiga a Dios. Que se reniegue de Dios. Que deje de servir a Dios. Que deje de confiar en él. Sin embargo, Job entiende que, dicho desafío, expresado aquí con terribles tragedias que vienen una tras otra sobre su casa, no es razón para maldecir a Dios, sino para bendecirlo: “Sea el nombre de Jehová bendito”.

Ahora, antes de continuar a nuestro siguiente punto, es bueno que consideremos la respuesta de estas dos mujeres ante el desafío propuesto.

Una deserción (v. 14a). Cuando Orfa escuchó las palabras de Noemí, le besó, se dio la vuelta y se fue a su tierra.

Me temo que hay muchos creyentes que son como Orfa. Cuando se presentan ciertos eventos en su vida, que les empujan o les invitan a no continuar caminando con Dios, entonces desertan. Son como aquellos que, al momento de estar trabajando en el arado, van mirando hacia las cosas que hay detrás de ellos. ¿Qué pasa con el arado? ¡Se arruina el surco! Van mirando hacia atrás y el surco todo torcido, chueco que apunta para cualquier dirección, menos hacia donde debe apuntar. ¡Qué les motiva mirar atrás! ¡Qué habrá más importante que llevar el arado por la dirección correcta! Qué habrá más importante que dicha labor, la cual ha quedado arruinada. La pérdida es grande. Bueno, dice Jesús, así como un obrero no es “apto” para dicho trabajo, así el hombre que, en lugar de seguir caminando con Cristo, deserta, vuelve a su antigua vida, vuelve al mundo ante los desafíos que se le hicieron presentes, no es “apto” para el reino de Dios.

Por favor, no deje que esa sea la forma en que reacciona a los desafíos. El problema con Orfa era que su corazón todavía estaba lleno de amor por los viejos dioses y sus propios familiares. Ella todavía era moabita. ¡Su corazón nunca había cambiado!

Una convicción (v. 14b-15). Después de que Orfa se va, Rut se aferra a Noemí. Está decidida a quedarse con su suegra. Esto nos permite vislumbrar su corazón. Ella nos muestra, por sus acciones, lo que es la mejor respuesta a un momento de desafío. El corazón que Rut nos revela es uno de absoluta devoción y compromiso. Esto nos enseña que, en lugar de alejarnos de nuestros compromisos, los desafíos de la vida deberían hacer que nos aferremos a Dios con más fuerza. En su compromiso, Rut demuestra el hecho de que su corazón había cambiado y estaba dispuesta a seguir a un nuevo Señor, en una nueva tierra, para vivir una nueva vida. ¿Lo está usted?

El COMPROMISO DE RUT (v. 16-22).

Ella se compromete con una nueva tierra (v. 16). Ella está dispuesta a seguir a Noemí a dondequiera que vaya. Ella está dispuesta a dejar atrás a Moab para siempre y seguir a Noemí a Israel.

Se compromete con un nuevo liderazgo (v. 16). Está dispuesta a someterse a Noemí y permitir que Noemí guíe su vida. Esto se ve en las diversas ocasiones en que Noemí le da consejos a Rut sobre los modales y costumbres de Israel.

Se compromete con un nuevo estilo de vida (v. 16). Está dispuesta a renunciar a todas las viejas costumbres de Moab y adaptar su vida a la forma en que vive la gente en Israel. Ella está lista para hacer un cambio dramático en su vida.

Se compromete con un nuevo linaje (v. 16). Rut está dispuesta a cortar todos los lazos con Moab. Quiere ser parte de la nación con la que se ha casado. Ella está lista para reclamar un nuevo linaje.

Ella se compromete con un nuevo Señor (v. 16). Esta es quizás la declaración más grande que hace Rut. Ella está dispuesta a renunciar a los dioses de Moab y seguir al Dios vivo y verdadero de Israel. Esta declaración es su declaración de fe en Jehová Dios.

Ella se compromete sin límites (v. 17). Le dice a Noemí que está dispuesta a comprometerse con este nuevo plan de vida mientras viva. Incluso invoca la maldición de Dios sobre su vida si deja que algo que no sea la muerte se interponga entre ella y el compromiso que ha hecho.

Al considerar el compromiso que Rut hizo con Noemí, nos muestra un cuadro del compromiso que deberíamos estar dispuestos a hacer con el Señor Jesucristo.

    • Debemos estar dispuestos a cortar todos los lazos con la vida anterior y entrar en una nueva tierra de bendición ante el Señor.
    • Debemos estar dispuestos a comprometernos con Su liderazgo para nuestras vidas.
    • Debe haber un compromiso con un nuevo estilo de vida basado en la Palabra y la voluntad de Dios.
    • También debemos considerarnos muertos a la vida anterior y vivos en una nueva relación con el Señor Jesús. ¡Nuestro linaje ha cambiado!
    • Obviamente, todo esto significa que debe haber un nuevo Señor, un nuevo maestro que domine cada área de nuestras vidas.
    • Entonces, debemos estar dispuestos a comprometernos con el Señor y Su voluntad sin restricciones. Nuestro compromiso con Jesucristo debe ser completo. ¡Debe ser absoluto y debe ser definitivo!
    • ¿Describe esto la vida que tenemos? ¿O ha habido áreas en las que puede ver que su compromiso se debilita? ¿Podemos decir honestamente que no importa lo que suceda en la vida, estamos 100%, absoluta y completamente dedicados a servir a Jesús, tanto ahora como por siempre?

Conclusión: Rut vivió una vida constante y firme. Fue llevada a Israel, se casó con un hombre israelita llamado Booz y se convirtió en parte del pueblo del pacto del Señor. Se convirtió en la bisabuela del rey David y en antepasado del Señor Jesucristo. Todo esto sucedió en su vida porque no estaba dispuesta a cambiar de opinión, cambiar su devoción o cambiar de dirección. Ella siguió adelante frente a la adversidad y no se rindió.

¿Se puede decir lo mismo de nosotros?

¿Estamos viviendo una vida firme e inamovible, siempre abundante en la obra del Señor? (cfr. 1 Corintios 15:58)

¿O nuestra devoción al Señor ha tendido a fluctuar con las mareas cambiantes de la vida? Si es así, necesitamos a Dios hoy. ¿Dónde está su corazón? ¿Nos parecemos más a Orfa que eligió el camino fácil? O, ¿Somos como Rut que perseveró a través de sus dificultades para obtener la victoria final de la fe? ¿Hay problemas que necesitamos resolver con el Señor? Si es así, vaya hoy mismo al trono de la gracia para encontrar oportuno socorro.

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