Tres mensajes navideños.

Iglesia de Cristo en Constituyentes.

Tres mensajes navideños.

(Lucas 2:1-20). La temporada que el mundo ha establecido como navideña, es, para muchas personas, una de las épocas más deprimentes del año. De hecho, la tasa de suicidios es mayor entre lo que llaman Acción de Gracias y el Año Nuevo que en cualquier otro momento del año. Las personas quedan atrapadas en los preparativos y las festividades, e incluso en el dolor que pueden sentir en sus corazones durante las fiestas que olvidan la verdadera razón por la cual una fiesta semejante existe. No se trata de regalos, árboles y decoraciones. Ni siquiera se trata de familias, fiestas y diversión. Ciertamente, no se trata de “Santo Claus”, muñecos de nieve, duendes y renos. La verdadera Navidad se trata de se trata de Jesús y solo de Él. Entonces, por unos minutos hoy, dejemos nuestro mundo atrás y visitemos una vez más el pequeño pueblo de Belén. Dejemos que la Biblia nos informe sobre ese maravilloso evento. La noche en que el verbo se hizo carne y caminó entre los hombres es uno de los momentos más grandes de la historia humana. Fue una noche de tremendos milagros y grandes bendiciones. Fue la noche en que Dios se mudó al mundo para vivir y finalmente para morir. Aunque esta historia tiene más de 2000 años, todavía es tan fresca para mí como si fuera la primera vez que la escuché. Visitemos Belén nuevamente hoy y notemos que, así como María entregó a Jesús a este mundo, también se entregaron algunos mensajes navideños.

UN ÁNGEL ENTREGÓ UN MENSAJE (v. 10-14).

El mensaje entregado por ellos, es un “mensaje de paz”, y es un mensaje de paz, precisamente por lo que dice.

Es un mensaje que calma. En el versículo 10, dice, “No temáis”. En el mundo existen muchas razones, eventos o circunstancias para sentir miedo. En Lucas 1:13, por ejemplo, dice, “Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor”. A este hombre “le apareció un ángel del Señor” (v. 12) y, aun así, se sobrecogió de temor. No había razón para temer, pero él tuvo miedo. José, el esposo de María, también estaba intranquilo por la condición de María, al saber que estaba esperando un hijo que no era suyo. Pero, otra vez, un ángel del Señor le dijo, “no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mateo 1:20). Como vemos, en el mundo existen muchas razones, eventos o circunstancias que nos provocan miedo, intranquilidad, perturbación de espíritu. Sin embargo, cuando Jesús nació, los ángeles dijeron, “no temáis”.

Y es que, en Cristo, y por Cristo, las cosas que sí deben temer en este mundo, no representan motivo alguno para tener miedo. ¿Qué cosas son esas? La muerte, el infierno, el diablo y la vida misma. No hay razón para temer de la muerte en Cristo, porque en él somos más que vencedores. No hay razón para temer del infierno, por en Cristo hemos sido rescatados. No hay razón para temer del diablo, porque el Señor lo ha vencido. Y no hay razón para temer de la vida misma, porque si somos de Cristo, entonces él estará a nuestro lado a cada paso de ella. ¿Está usted en Cristo?

Es un mensaje de salvación. En el versículo 10, el ángel siguió diciendo, “he aquí os doy nuevas de gran gozo”. Este mensaje de salvación es uno que produce gran gozo en toda persona que comprende la trascendencia del evento. Estas nuevas de “gran gozo” son personales y universales. El ángel dijo, “os doy”, a ustedes, y también “a todo el pueblo”. Estas noticias son fuente de gran gozo por quien es anunciado:

  1. Él es el “salvador”, el libertador. El que gracias por su sacrificio trajo libertad a quienes estaban cautivos en el pecado.
  2. Él es el “Cristo”, el ungido, el Hijo de Dios, siendo así identificado como el que cumple todas las promesas y profecías que tuvieron su origen en el Edén (Génesis 3:15).
  3. Él es el “Señor”, el soberano. El que es digno de ser servido, alabado y adorado.

¡Jesús es llamado Salvador! ¡No es nada más un ejemplo o un maestro, sino un Salvador! Si nuestra mayor necesidad hubiera sido información, Dios habría enviado a un educador. Si nuestra mayor necesidad hubiera sido la tecnología, Dios habría enviado a un científico. Si nuestra mayor necesidad hubiera sido el dinero, Dios habría enviado un economista. Si nuestra mayor necesidad hubiera sido el entretenimiento, Dios habría enviado un artista. Si nuestra mayor necesidad hubiera sido militar, Dios habría enviado un soldado. Si nuestra mayor necesidad hubiera sido para la justicia, Dios habría enviado un juez, pero nuestra mayor necesidad es el perdón y la redención, y, por lo tanto, ¡Dios envió un Salvador!

Es un mensaje con dirección (v. 12). Es uno que señala el camino hacia Jesús. De vez en cuando nos encontramos con alguien que necesita que se le indique el camino. Cuando lo hacemos, ¡estamos haciendo el trabajo de los ángeles! En consecuencia, no hay razón para extraviarse si seguimos esa dirección, ese camino de salvación que ahora está disponible para todo aquel que crea en él. Él nació en “Belén”, que significa “casa de pan”, siendo así el pan vivo que descendió del cielo, para que sea nuestro proveedor, y el alimento que nuestras almas necesitan para tener vida eterna.

Es un mensaje que alaba (v. 13-14). Los ángeles alabaron a su creador, y dijeron, “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”. Es interesante que el imperio romano había ofrecido la “pax” romana; pero esa paz tenía como fundamento la guerra. No obstante, Jesús vino a dar al hombre paz, no solo paz para su alma angustiada por el pecado, sino también paz con Dios (cf. Juan 14:23; Filipenses 4:6). ¡Eso es razón suficiente para alabarle ahora!

LOS HUMILDES PASTORES ENTREGARON UN MENSAJE (v. 15-20).

Y esto, a pesar de que eran unos marginados sociales. Sus deberes los hacían impuros y el hecho de que no pudieran ir al Templo durante muchas semanas seguidas les impedía limpiarse. Alabado sea Dios, esa es la multitud por la que vino (cf. Lucas 19:10, Marcos 2:17). Probablemente, fueron los hombres que criaron los corderos para los sacrificios del templo, ¡es apropiado que fueran los primeros hombres en encontrarse con el Cordero de Dios!

Fue un mensaje de obediencia (v. 15-16). Ellos respondieron al mensaje, siguiendo la dirección que el mensaje les indicaba. ¡Vamos! Veamos esto que ha sucedido, veamos al salvador. Es así como todo hombre debe hacer con el evangelio, seguirlo, hacer como el mensaje dice. Si el mensaje dice que usted, para el perdón de sus pecados, necesita creer en Cristo como el Hijo de Dios, entonces siga el mensaje y créalo. Si el mensaje le indica que usted necesita arrepentirse de sus pecados, confesa a Cristo como el Hijo de Dios y ser bautizado para el perdón de sus pecados, entonces sigua el mensaje y obedezca.

Fue un mensaje de oportunidad (v. 17-18). Ellos corren la voz acerca de Jesús. Ellos no se quedan con el mensaje, sino que lo cuentan, lo declaran a otros, y eso es exactamente lo que debemos hacer aquellos que ya lo conocemos y que lo hemos recibido. Hay que comunicarlo a toda criatura, porque toda criatura lo necesita.

Fue un mensaje transformador (v. 20). Cuando estos hombres regresaron a sus ovejas, note que sus circunstancias no habían cambiado. Aún eran pastores, marginados y seguían en el campo. Si bien sus circunstancias terrenales no habían cambiado, ¡sus corazones sí lo habían hecho! Estos hombres regresaron con corazones llenos de alabanza al Señor. ¡Qué diferencia hace Jesús! Su gran propósito es convertir a los pecadores en santos y Él logra esto a través del poder de su gracia (cf. Efesios 2:8-10; 2 Corintios 5:17).

EL DUEÑO DEL MESÓN ENTREGÓ UN MENSAJE (v. 7).

Entregó un mensaje de rechazo. Es cierto que el texto no revela la intención del corazón de este hombre; sin embargo, ¿cuántas personas tendrían el corazón de abandonar a su suerte a una joven a punto de dar a luz? Esto revela un corazón duro, un corazón que no se preocupa por otros, que carece totalmente de empatía.

Es un mensaje de tristeza. Él dijo, no hay lugar para Jesús. Pero esta no fue la única vez que fue rechazado (cf. Juan 19:15). Pero, ¿qué hay de usted? ¿Hay lugar para Jesús en su vida? ¡Haga a un lado cualquier cosa que se interponga en el camino para dejarlo entrar y abrir la puerta! Es un mensaje de dolor. Porque sin Jesús, el pobre hombre se quedó sin esperanza en este mundo. Sin Jesús no hay vida (cf. Juan 14:6).

Es mensaje de separación. El hombre estuvo cálido y seguro en su cama, mientras Jesús fue acostado en un pesebre sucio e inmundo. El rechazo del mesonero le impidió conocer el gozo de los pastores. También puede haberlo impedido de conocer la vida eterna. Estar sin Jesús es estar sin vida, y estar sin el cielo (cf. 1 Juan 5:12) ¿Qué queda? Condenación eterna en el lago de fuego.

CONCLUSIÓN:

Al pensar en estos mensajes navideños, debemos estar seguros de que recibimos el mensaje de los ángeles como lo hicieron los pastores. Que nosotros también lleguemos a conocer a Jesús y nos vayamos alabándolo y glorificando su Nombre.

¿Qué clase de mensaje está dando su vida hoy? Al igual que los ángeles, ¿estás viviendo una vida que dirige a los hombres a Jesús? ¿O es como los pastores, tan lleno de Su maravilla y gloria que la vida es fresca todos los días gracias a Jesús? O, ¿tendrías que admitir que, como el mesonero, simplemente no tienes lugar para Jesús en tu vida? ¿Cuál te describe mejor?

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