Restaurando las torres y los monumentos.

Nehemías 3:1-32.

Una vez más estamos en el capítulo 3 esta mañana y espero concluir este mensaje tan esclarecedor que ha tratado con los obreros en el muro, el trabajo que realizaron en un esfuerzo por restaurar los muros de Jerusalén y las propias puertas. En el mensaje anterior sobre este pasaje, pasamos un tiempo considerando las puertas individuales y cómo se relacionan con nuestras vidas hoy. Es asombroso cómo las puertas de una ciudad antigua tienen aplicación para nuestro mundo moderno. Este tercer capítulo de Nehemías es un ejemplo claro del tesoro que es la Palabra de Dios. Una lectura superficial de este capítulo pasaría por alto la vasta verdad que hemos podido considerar y aplicar a nuestras vidas. Esto es otra confirmación de 2 Timoteo 3:16: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. La Palabra de Dios tiene mucho que decir si estamos dispuestos a dedicar tiempo y esfuerzo para buscar Su sabiduría y dirección.

Tenemos bastante que abordar esta mañana, así que quiero entrar de lleno en nuestra lección mientras seguimos considerando los atributos asociados con la restauración de las torres. En el mensaje anterior, aprendimos sobre las puertas de la Ciudad. No voy a repasar cada una de ellas, pero si desean escuchar ese mensaje, está publicado en el sitio web de la iglesia. Ahora, vemos a considerar…

LAS TORRES DE LA CIUDAD.

Así como había muchas puertas en el muro de la ciudad, había varias torres que vigilaban la ciudad. Estas también tienen gran aplicación para nuestras vidas. Primero consideremos las torres en sí.

  1. Torre de Hamea (v.1). Esta torre estaba ubicada en el lado norte del muro de la ciudad, cerca de la puerta de las ovejas. El nombre significa literalmente “cien”. Al parecer, había algo en la torre asociado con el número cien. En la DHH, dice: “la torre de los Cien”.
  2. Torre de Hananeel (v.1). Esta torre también estaba en el lado norte de la ciudad, al oeste de la Torre de Mea, entre la puerta de las ovejas y la puerta del pescado. Su nombre significa “Dios ha favorecido” y probablemente fue erigida como un monumento a la bondad y el favor de Dios sobre Jerusalén.
  3. Torre de los Hornos (v.11). Esta torre estaba en el lado oeste de la ciudad, a lo largo de la extensa sección del muro entre la puerta vieja y la puerta del valle. Al parecer, albergaba hornos para el uso de la ciudad.
  4. La Gran Torre (v.27). Esta es la última torre mencionada dentro del muro de la ciudad y estaba situada en el lado este, cerca de la casa del rey, entre la puerta de las aguas y la puerta de los caballos. También estaba colocada con vista a la puerta oriental. Parece que la gran torre era la torre principal de defensa y seguridad para la ciudad.

EL SIGNIFICADO DE LAS TORRES.

Ahora, consideremos rápidamente el significado de las torres en el muro de la ciudad.

A. Un Lugar de Visión. Cada una de estas torres habría sido construida de tal manera que maximizara la vista de la ciudad y sus alrededores. Soldados y centinelas estaban estacionados en las torres para vigilar la ciudad y dar la alarma ante cualquier peligro o ataque inminente.

  1. Claramente, nuestras vidas e iglesias necesitan lugares de visión también hoy. Debemos estar constantemente atentos, vigilando el avance del enemigo, listos para dar la alarma en cualquier momento.
  2. También es lógico pensar que las torres tenían una vista panorámica de la actividad dentro de la ciudad. Necesitamos ser un pueblo con visión, que busque alcanzar sus metas y que esté consciente de su actividad presente. Debemos evaluar continuamente dónde estamos y buscar maneras de mejorar y avanzar para la gloria de Dios.

B. Un Lugar de Protección. Como mencioné, los soldados y centinelas permanecían en las torres de la ciudad. Había vigilancia constante y presencia militar en ellas. Esto servía como la primera línea de defensa para la ciudad. Allí estarían los mejores arqueros del reino. Cuando veían avanzar al enemigo, podían atacar antes de que este se acercara demasiado a los muros.

  1. Al considerar las vidas que vivimos en este tiempo difícil y las batallas que enfrentamos, recuerdo que necesitamos un lugar de defensa contra el enemigo. Necesitamos un refugio en medio de la batalla que nos rodea. Debemos procurar que nuestras vidas sean puras delante del Señor para tener Su mano de protección sobre nosotros. Esta iglesia debe ser vista como un refugio seguro para quienes buscan protección y escape. El mundo no ofrece eso, y si la sociedad no lo encuentra en la iglesia, no tiene esperanza. Quiero que seamos vistos como un refugio en la batalla, un lugar para encontrar abrigo, descanso y fuerza.

C. Un Lugar de Provisión. Las torres también se usaban en aquella época como lugar de almacenamiento y provisión. Cuando se recogían las cosechas, a menudo se almacenaban allí. En tiempos difíciles o en los meses de invierno, se guardaban provisiones para suplir las necesidades del pueblo.

  1. ¿Ves el paralelo con nuestros días? La iglesia necesita ser desesperadamente ese lugar de provisión. Debemos asegurarnos de que siga siendo un lugar donde se alimente al hambriento. Tenemos la Palabra de Dios, el Pan de vida para el alma hambrienta. No debemos mantenerla guardada, sino compartirla libremente con todos los que entren por nuestras puertas.

III. LOS MONUMENTOS DE LA CIUDAD.

Nehemías también registra varios lugares de referencia dentro y alrededor de Jerusalén. Estos también tienen aplicación para nuestras vidas. Consideremos:

A. El Trono del Gobernador (v.7). Estaba en la esquina noroeste de la ciudad, cerca de la puerta del pescado y la puerta vieja. Este era el lugar desde el cual gobernaba la autoridad extranjera. Por causa del pecado, la gloria de Dios se había apartado de Judá. Habían sido invadidos y sometidos al dominio extranjero. Esto recordaba los devastadores efectos del pecado en sus vidas.

B. El Estanque de Siloé (v.15). Estaba cerca del extremo sur del muro, entre la puerta del muladar y la puerta de la fuente. En el Nuevo Testamento se le llama el estanque de Siloé (Juan 9:7). No puedo especular sobre su significado en tiempos de Nehemías, pero en tiempos de Jesús es claramente una figura de obediencia. Debemos redescubrir nuestra obediencia al Señor. ¡El estanque de la obediencia debe ser limpiado y preparado para su uso!

C. Las Escaleras de la Ciudad (v.15). Estaban cerca del estanque de Siloé, junto a la puerta de la fuente. Jerusalén estaba en una colina, y quienes la visitaban debían subir para entrar. El templo estaba dentro de la ciudad. Esto nos recuerda la santidad de Dios. Sus caminos son más altos que los nuestros. Cuando nos apartamos de Dios, siempre descendemos en vez de ascender.

D. El Huerto del Rey (v.15). Estaba en el lado sureste, dentro del muro, al norte del estanque de Siloé. Era un lugar con hermosos árboles y flores para el disfrute de los habitantes. Siempre encontramos paz y gozo cerca del Señor.

  1. No fue en este huerto, pero en uno semejante, donde nuestro Señor oró con agonía antes de la crucifixión. Exteriormente, era un lugar hermoso, pero dentro fue un lugar de agonía. El huerto del Edén también fue un lugar hermoso, pero allí entró el pecado. Necesitamos más que una vida hermosa: necesitamos la redención del Señor.

E. Los Sepulcros de David (v.16). Lugar de sepultura de David y otros judíos, al norte del huerto del rey. Era motivo de orgullo para los judíos, que buscaban aceptación por su herencia como pueblo escogido. Pero no son nuestras obras ni asociaciones las que agradan a Dios, sino una relación correcta con Su Hijo. Jesús no fue sepultado en el sepulcro de David, sino en una tumba prestada, y ya no está allí: resucitó para asegurar nuestra redención y vida eterna.

E. El Estanque de Ezequías (v.16). Estaba al norte de los sepulcros de David. Ezequías lo construyó para almacenar agua en caso de asedio. El pueblo dependía de él para sobrevivir. El agua a menudo es símbolo de la Palabra de Dios. Debemos asegurarnos de que abunde en nuestras vidas, pues sin ella no sobreviviremos espiritualmente.

F. La Casa de los Valientes (v.16). Probablemente, albergaba a los más valientes de los hombres de David, al norte del estanque de Ezequías. ¡Cuánto necesitamos hoy una casa para los valientes! Necesitamos quienes se mantengan firmes para el Señor frente a la adversidad.

G. La Armería (v.19). Estaba al norte de la casa de los valientes, para acceso rápido. Allí se guardaban las armas de guerra. Me temo que las armerías de la iglesia moderna están en desorden. Hemos abandonado la armadura de Dios por una falsa que el mundo ofrece. Debemos ponernos toda la armadura de Dios y proveer a las nuevas generaciones acceso a ella. La iglesia debe ser una fortaleza, una gran armería espiritual.

H. La Casa del Rey (v.25). Al norte de la armería, cerca de la gran torre. Probablemente, se refiere a la casa donde vivió David en los días gloriosos de Israel. Ahora estaba en ruinas, como resultado del pecado. Cuando la casa del Rey está en desorden, también lo está el pueblo. Busquemos mantenerla en honor y prosperidad.

I. El Patio de la Prisión (v.25). Cerca de la casa del rey. Era común que las prisiones estuvieran cerca del palacio. Allí se encerraba a criminales o rebeldes. Es una imagen de cómo el pecado lleva a la esclavitud. Antes del cautiverio, el pueblo vivía en pecado, creyendo ser libres, pero terminó en servidumbre.

  1. El pecado nunca ofrece libertad, solo esclavitud. Muchos están encerrados en la prisión de Satanás. Debemos advertirles y señalarlos al Libertador de las almas.

CONCLUSIÓN.

Las lecciones sobre este gran capítulo desafían mucho nuestro corazón. Al comparar nuestras vidas espirituales con la gran ciudad de Jerusalén, ¿qué vemos? Seguro todos admitiríamos que hay mucho que reparar, hay muchas cosas en nuestra vida que debemos restaurar. A veces comenzamos a restaurar, y de pronto, tomamos una mala decisión y derrumbamos todo lo que habíamos reconstruido. Bueno, comencemos de nuevo. Pongamos manos a la obra, y aprendamos de nuestros errores.

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