Romanos 13:11-14.
Habiendo comenzado este capítulo hablando sobre el deber secular del creyente, Pablo ahora dirige su atención al deber espiritual del creyente mientras vive su vida diaria. Si bien el gobierno aprueba leyes diseñadas para proteger y controlar la sociedad, el cristiano todavía tiene el deber de vivir la vida de Cristo a su paso por este mundo. Ese es el énfasis de estos versículos.
Si estuvo atento mientras leíamos el texto, notará que Pablo da la impresión de ir muy a prisa, dando a sus palabras un matiz de urgencia. Pablo nos está diciendo que los deberes mencionados aquí no deben posponerse para otro día, sino que deben cumplirse todos los días mientras el cristiano vive su vida en el mundo.
Esta mañana, entonces, tomaremos unos minutos para considerar el deber espiritual del cristiano. Y aunque es posible que usted descubra que está cumpliendo bien con su deber, quizás también llegue a darse cuenta de que hay ciertas áreas de su vida que necesitan atención.
CONSISTE EN DESARROLLAR UNA PERCEPCIÓN ESPIRITUAL (v. 11).
Con respecto al tiempo. La palabra “tiempo” no se refiere a segundos, minutos y horas, sino con respecto a cierto estado del tiempo, al carácter de las circunstancias que nos rodean. ¿En qué tiempo vivimos? Muchos hermanos no están conscientes del tiempo en el que vivimos.
- Hemos llegado a un tiempo de profunda impiedad.
- Hemos llegado a un tiempo donde el pecado es algo que se busca y se glorifica abiertamente.
- Hemos llegado a un tiempo de profunda ignorancia de la voluntad de Dios.
- Hemos llegado a un tiempo donde el error y la mentira son más apreciados que la verdad y la justicia.
No es tiempo de estar confiados, no es tiempo de ser indiferentes, no es tiempo de dejar para después la voluntad de Dios. Hoy, más que nunca, no es tiempo para confiar en el mundo, pues ha llegado el tiempo en el que se ha vuelto sumamente seductor y engañoso. Sea consciente del tiempo que nos ha tocado vivir, donde la vida ya no tiene valor, pues el aborto está por todas partes, y los crímenes abundan hasta en los barrios más pequeños. La violencia, la drogadicción y la locura se han vuelto el pan diario de nuestra sociedad. Hoy más que nunca abundan los especialistas en las emociones, en las terapias, en los ejercicios, mientras se inculca que tales cosas son las soluciones que el hombre necesita para sus malestares emocionales, y se quita la mirada hacia el pecado y su remedio.
Con respecto al sueño. Pablo nos dice que el tiempo del sueño ya pasó. Las palabras “es hora” significan que ha llegado una hora específica en la que se debe hacer algo diferente, es decir, dejar de dormir. Muchos miembros del pueblo de Dios están dormidos cuando deberían estar despiertos. ¿Cómo se vive dormido? Viviendo sus vidas como les plazca, sin pensar en la voluntad de Dios, o en el regreso del Señor. La obra de Dios no es parte de su vida consciente. Solo piensan en las cosas de este mundo, en la gente de este mundo, en cómo vivir mejor en este mundo, sin importarles la miseria espiritual en la que se encuentran. Pablo dice, ¡ya es hora de despertar! Es tiempo de afrontar nuestra responsabilidad como cristianos, es hora de hacer cualquier sacrificio que sea necesario para cumplir con nuestra obra. Es hora de glorificar a Dios sobre todas las cosas.
El sueño se define como un estado de inactividad, con pérdida de la conciencia y disminución de la capacidad de respuesta a los acontecimientos que tienen lugar. En otras palabras, la persona que duerme está fuera de contacto con los acontecimientos que le rodean mientras duerme. Si bien puede estar bien quedarse dormido durante el juego de pelota o dormir bien por la noche, ¡no hay excusa para estar dormido ante las cosas de Dios! Sin embargo, muchas personas en la iglesia se encuentran en un estado de inactividad en lo que respecta a las cosas de Dios. ¡Esto no debería ser así! ¡Que el Señor nos encuentre velando cuando venga! ¡Que Él nos encuentre despiertos cuando regrese!
Con respecto a la salvación. Pablo nos dice que nuestra salvación está más cerca que cuando creímos. Como sabes, hay tres etapas para la salvación. Somos salvos, estamos siendo salvos y seremos salvos. En el momento de la conversión, fuimos salvados de la pena del pecado. Estamos siendo salvados diariamente del poder del pecado. Eventualmente, seremos salvos de la presencia del pecado. Nuestra salvación se logra plenamente esta mañana, pero se lleva a cabo diariamente en nuestras vidas. Un día, cuando Jesús regrese por su pueblo, experimentaremos los efectos completos de nuestra salvación. ¡Lo que Pablo quiere decir es que cada día levantamos nuestra tienda un paso más hacia la gloria! Simplemente, quiere recordarnos que Jesús está más cerca hoy que ayer. ¿Estás viviendo su vida anticipando Su pronto regreso? O ¿es de los que ni siquiera piensa en ello? Tal vez ha perdido la fe en que el Señor volverá, y que volverá en cualquier momento. Sin embargo, es tiempo, es hora de estar a la expectativa, porque el día del Señor vendrá.
ES ESTAR PREPARADO PARA UNA ARDUA BATALLA (v. 12).
Porque vivimos un tiempo de crisis. Pablo nos está diciendo que el tiempo de dormir ya pasó. Ahora es el momento de volvernos activos en los negocios del Señor. Sus palabras nos recuerdan que hay urgencia en las cosas de Dios. Todos los días, la gente muere sin el Señor y va al infierno. Cada día las fuerzas del mal se hacen más fuertes y trabajan más duro en el mundo. Hay una tremenda necesidad de que los creyentes en todas partes despierten de su letargo para reconocer la seriedad y lo avanzado de la hora y se ocupen de servir al Señor con todas sus fuerzas. Si usted a planeando hablarles a sus vecinos acerca de Jesús, ¡ahora es el momento! Si va a contarle a su familia acerca de Jesús, ahora es el momento. Si va a ir a trabajar para el Señor, ¡ahora es el momento! Que reconozcamos la crisis de la hora y nos dediquemos a ser todo lo que Dios quiere que seamos en estos días.
Otro pensamiento contenido en este versículo es que el reino de las tinieblas en esta tierra se está acercando cada vez más a su fin previsto. Al diablo, a sus siervos y a su obra les queda poco tiempo (cf. Apocalipsis 12:12), y se está acercando el momento en que la oscuridad del pecado que ha caído sobre este mundo, sea quitada y tome su lugar el glorioso amanecer de un nuevo día donde estemos con el Señor para siempre. Pero, mientras ese amanecer llega, no es extraño que la crisis aumente.
Porque debemos ser guerreros comprometidos. La idea de este versículo es la de un hombre que se levanta de su sueño, se quita las sábanas y la ropa de dormir y se viste para el día. Dado que Pablo usa la palabra “armadura”, podríamos decir que está hablando de un nuevo recluta que se presenta al servicio militar. Una vez allí, lo despojan de su ropa de civil y lo visten con el uniforme del ejército. Es un cambio que durará mientras esté en el cargo.
Para nosotros, las imágenes son perfectas. Habla del creyente que deja de lado para siempre los caminos de la vieja vida y se viste de una vez por todas con los caminos de la nueva vida en Jesús. Esta es una idea que se repite varias veces en las epístolas de Pablo (cf. Colosenses 3:1-17; Efesios 6:10-18; Gálatas 5:16-26).
La idea de Dios con respecto a la vida del cristiano es de total compromiso y dedicación. Sin embargo, la mayoría de los cristianos ven la vida de fe como una vida dividida. Honran a Dios aquí, mientras hacen lo que quieren acá. ¡Esto no puede ser! El mandato de Dios es para nuestro compromiso total, ¡de una vez por todas! ¿Ha hecho usted eso? ¿Estás siquiera dispuesto? Esta falta de disposición es cuando usted está aquí cantando y honrando a Dios con sus labios, pero cuando llega el momento de obedecer a Dios, cierra sus ojos y oídos y termina haciendo lo que usted quiera. Quien obra así, no está comprometido a honrar a Dios en todo momento, en todo tiempo y ante cualquier circunstancia.
IMPLICA UN CAMINAR DILIGENTE (v. 13)
La idea anterior se traslada a este versículo. Pablo llama al creyente a exhibir el tipo correcto de andar en su vida diaria.
Es un caminar que incluye la decencia. Pablo dice, “Andemos como de día, honestamente”, significa un comportamiento apropiado. Es decir, debemos vivir una vida externa que sea coherente con lo que somos por dentro. No debería haber ninguna pretensión en nuestras vidas. Si decimos que somos salvos, debemos vivir como salmos. Debemos estar seguros de que nuestra práctica coincide con nuestra profesión.
Estoy convencido de que la razón por la que a tantas personas les resulta tan difícil mantenerse limpias y vivir para Dios es porque, para empezar, nunca han sido salvas. Con el nuevo nacimiento viene el deseo de vivir una vida que agrade al Señor. Una vida que sea honesta. Una vida que es un sacrificio vivo para Su gloria en el mundo. ¿Camina de acuerdo con sus palabras? Pablo dice, “como de día”, es decir, no debe haber nada oculto en nuestras vidas. Debemos ser honestos y abiertos. Cartas abiertas para todos los que nos miran y ven cómo vivimos. Nada de hipocresía, nada oculto, solamente una vida abierta, honesta y agradable al Señor. ¿Eso describe la vida que estamos viviendo?
Es un caminar que evita lo pecaminoso. Después de decir cómo debemos vivir, Pablo dirige su atención a cómo no deberíamos vivir. Menciona seis pecados de la carne que probablemente eran los que prevalecían en el contexto de la carta. Aunque, si lo pensamos con cuidado, son pecados que también prevalecen en nuestros días. Estos pecados son, “glotonerías y borracheras… lujurias y lascivias… contiendas y envidia”.
Como dije hace un momento, estas cosas eran cosa común en el imperio romano; pero, ¿qué sucede hoy? Hoy en día se habla de la “nueva moralidad” que es producto, dicen, de la “madurez de la sociedad”. Hoy se glorifican y se alaban estilos de vida pecaminosos que son producto, supuestamente, de una sociedad más avanzada y entendida. Mis hermanos, no hay anda nuevo bajo el sol, y no estamos viendo otra cosa, sino lo mismo que ocurría con antiguas civilizaciones, donde, los hombres “Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Romanos 1:22).
El cristiano debe evitar ser arrastrado por las ideologías del mundo que, aunque parezcan respetuosas y de mentes avanzadas, en realidad no son sino el producto de corazones impíos y entenebrecidos (v. 21).
CONSISTE EN UNA ESPERA DILIGENTE (v. 14).
Con un vestido apropiado. Pablo nos dice que mientras esperamos en este mundo que el Señor regrese, debemos tener cuidado de actuar de la manera correcta. Nos dice, “vestíos del Señor Jesucristo”. Por supuesto, fuimos colocados en Jesús en el momento de nuestra conversión, 1 Corintios 12:13. ¡Aquí quiere decir que debemos revestirnos de todo lo que Jesús es! Debemos adoptar Su carácter como nuestro carácter. Debemos adoptar Su estilo de vida como nuestro estilo de vida. Él es verdad, debemos caminar en la verdad. Él es luz, debemos caminar en luz. Él es fiel, nosotros debemos ser fieles. Él es santo, nosotros debemos ser santos. Él ama al Padre, nosotros debemos amar al Padre. Él caminó en total obediencia a Dios, nosotros debemos caminar en total obediencia a Dios. La idea está resumida por Juan en 1 Juan 2:6. ¡La idea aquí es una progresión hacia la perfección! Dios está en la obra de hacer crecer a los santos (cf. Efesios 4:13). Él está buscando reproducir la vida de Su Hijo en cada uno de nosotros. Por lo tanto, hasta que Él venga, determinemos que viviremos como Cristo frente a un mundo destinado al infierno.
Con una separación adecuada. Se nos dice que “no proveáis para los deseos de la carne”. La palabra “provisión” es el ejercicio por el cual se aprovechan todas y cada una de las oportunidades o circunstancias que ocasionen la satisfacción de la carne. Debemos evitar tales oportunidades u ocasiones.
Somos culpables de suponer que el pecado comienza con el diablo. Él lo piensa y nos tienta con ello. Bueno, eso no es lo que ocurre. La verdad es que el pecado inicia dentro de nosotros bajo determinadas circunstancias (Santiago 1:14-15). Mientras vivamos en el mundo; habrá dentro de nosotros una atracción hacia las cosas del mundo. Sin embargo, no tenemos por qué caer en ninguna tentación (cf. 1 Corintios 10:31). ¡Existe el potencial de pecar, pero no es necesario o inevitable!
Seremos tentados, pero no tenemos que ceder (cf. Romanos 6:14). Cuando permitimos que nuestras mentes, corazones, voluntades y emociones gobiernen nuestras vidas, proveerán para la carne, porque todavía hay en ellas la historia o la experiencia de una vida pecaminosa. Sin embargo, cuando permitimos que el Espíritu de Dios controle nuestro pensamiento por medio de las Escrituras, no haremos lo que quiere la carne, sino que haremos lo que quiere Dios (cf. Gálatas 5:16). La idea aquí es que debemos controlar la mente, el corazón, la voluntad y las emociones para que estén bajo el poder del Espíritu de Dios. No debemos pensar en los deseos de la carne. Suena difícil, pero el Espíritu de Dios puede darnos la victoria en esta guerra (cf. 1 Juan 4:4, 1 Corintios 15:57).
CONCLUSIÓN.
Entonces, amados hermanos, ¿estamos cumpliendo con nuestro deber espiritual? ¿Existe alguna cosa en nuestra vida que necesita atención inmediata? Si es así, entonces recomiendo llevar esa necesidad a Jesús. Cumplamos con nuestros deberes espirituales.