Un viejo reto para Año Nuevo.

Iglesia de Cristo en Constituyentes.

Un viejo reto para Año Nuevo.

Colosenses 3:1-4.

Hoy es el último día del 2023. Mientras estamos aquí al borde de un Año Nuevo, es un buen momento para reflexionar sobre el año que termina y es un buen momento para mirar hacia el año que pronto llegará. También es un buen momento para que el pueblo de Dios haga un inventario de su caminar con el Señor.

Deberíamos observar con mucho cuidado dónde nos encontramos en nuestra relación con Dios. Necesitamos examinarnos a nosotros mismos y ver dónde hemos estado, dónde estamos y dónde el Señor quiere que estemos. Este pasaje nos brinda la oportunidad y el desafío de hacer precisamente eso.

Hace unos días me encontraba limpiando una de las habitaciones de la casa, donde pude encontrar muchas cosas que ya no son necesarias. Por supuesto, había algunas cosas que simplemente necesitaban ser reubicadas. Y, en el proceso de la limpieza, encontré algunas cosas que me hicieron retroceder en el tiempo.

Mientras limpiaba, hubo algunas cosas que fueron retenidas, algunas cosas fueron desechadas y algunas cosas fueron recordadas. Al leer estos versículos, encuentro que desafían a los hijos de Dios a hacer exactamente lo mismo. Al mirar nuestras vidas a la luz de estos versículos, somos desafiados a retener algunas cosas, a liberar algunas cosas y a recordar algunas cosas.

Quiero meditar en estos versículos hoy y compartir con usted el reto que contienen. Quiero mostrarles que Dios tiene un plan para nuestras vidas; que Él quiere ciertas cosas de nuestra vida, y que Él tiene el derecho de exigir estas cosas de nuestra vida. Hagamos esto mientras consideramos el tema, “Un viejo reto para Año Nuevo”.

EL RETO A CONSERVAR ALGUNAS COSAS (v. 1-2a).

Mientras estaba limpiando esa habitación, encontré algunas cosas que eran importantes para mí. Tales cosas fueron guardadas porque sé que tarde o temprano me serán útiles.

En un sentido espiritual, Pablo nos está diciendo que hay un par de preciosas posesiones espirituales a las que haríamos bien en aferrarnos.

Debemos conservar nuestro fundamento (v. 1a). Pablo nos dice que hemos “resucitado con Cristo”. La palabra “si” no es una declaración de posibilidad, es una declaración de una realidad espiritual. Pablo está diciendo: “Ya que habéis resucitado con Cristo”.

¡Pablo está discutiendo nuestra posición espiritual! Cuando Jesucristo murió en el Calvario, toda persona que alguna vez puso su fe en Él también murió ese día (cf. Gálatas 2:20; Romanos 6:1-11). En un sentido espiritual, morimos a la pena y al poder del pecado. Como estoy muerto, no es posible ser castigado por mis pecados. El precio está pagado y ya he muerto al pecado y sus consecuencias. Porque he muerto con Cristo, también he sido liberado del poder del pecado en mi vida (cf. Romanos 6:14). ¡En cierto sentido, cada hijo de Dios está muerto! Están muertos al pecado (cf. Colosenses 2:20).

En este versículo, Pablo nos recuerda que nosotros también hemos resucitado con Jesús. Cuando Él murió, nosotros morimos. Cuando Él resucitó de entre los muertos, ¡nosotros también resucitamos de entre los muertos! Cuando Él se levantó, ¡todas las personas que alguna vez creyeron en Él también se levantaron!

¡Nunca debemos olvidar que estamos muertos al pecado y vivos para una nueva vida en Jesús! Este conocimiento nos ayudará a vivir limpios y cercanos para la gloria de Dios.

Debemos tener atención a nuestro enfoque (v. 1b-2a). Dado que hemos sido resucitados a una nueva vida en Jesús, se nos dice que “busquemos las cosas de arriba”. El verbo “buscar” está en tiempo presente, modo imperativo. En otras palabras, se nos manda que busquemos continuamente las cosas de arriba. El versículo 2 se basa en ese pensamiento al decirnos que “pongamos” nuestros pensamientos en las cosas de arriba, no en las de la tierra. La frase “Poned la mira” es en referencia a nuestros pensamientos. La idea es que centremos nuestros pensamientos en las cosas celestiales, no en las terrenales. Debemos poner nuestra mente en las cosas de Dios y en las cosas que le traen gloria. Un vistazo rápido a algunos de los versículos que siguen a este versículo nos da una pequeña idea de lo que Pablo está hablando aquí. Debemos perseguir:

  1. Un conocimiento más profundo de Jesús (3:10).
  2. Una vida limpia y santa (3:5-9).
  3. Virtudes piadosas (3:12-17).
  4. Santidad en nuestra vida doméstica (3:18-21).
  5. Santidad en nuestra vida social (3:22-4:1).
  6. Una vida de oración eficaz (4:2).
  7. Un testimonio fructífero (4:3-6).

En otras palabras, debemos vivir como vivió Jesús (cf. 1 Juan 2:6). Debemos vivir el fruto del Espíritu en nuestras vidas día a día (cf. Gálatas 5:22-23). Tenemos el reto de vivir nuestras vidas con valores espirituales genuinos y no con los valores de un mundo caído. Al prestar atención a estas cosas espirituales y celestiales, se nos permite vivir una vida celestial, santa y que honra a Dios en este mundo.

¡Debemos permitir que una perspectiva celestial gobierne nuestro caminar terrenal! Cada decisión, cada actividad, cada plan y propósito debe considerarse a la luz de la eternidad. Todo debe exponerse ante el Señor y considerarse no desde una perspectiva terrenal y sensual, sino desde el punto de vista del Cielo. El pueblo de Dios está llamado a tener una mentalidad celestial. Esto es posible gracias a la presencia de nuestro Señor en el Cielo. Desde Su lugar a la diestra del Padre, Jesús intercede por nosotros y nos da todo lo que necesitamos para vivir para Él en este mundo (cf. Hebreos 7:25; Romanos 8:31-34).

Mientras nos preparamos para comenzar un Año Nuevo, que el Señor nos ayude a darnos cuenta de quiénes somos y qué tenemos en Jesús. ¡Que esa comprensión cambie nuestro caminar para Su gloria!

EL RETO PARA DESECHAR ALGUNAS COSAS (v. 2b).

Cuando nos dedicamos a limpiar nuestros hogares, sin duda alguna que encontraremos cosas que debemos eliminar. No son útiles, y lo único que están haciendo es ocupar espacio. Incluso algunas de esas cosas no son sino basura. Tienen que irse al bote de basura, donde se unirán con otras bolsas que contienen otras cosas que hemos desechado.

En nuestra vida espiritual, ocurre lo mismo. ¡Algunas cosas hay que dejarlas ir! Hay algunas cosas que intentan adherirse a nuestras vidas y que son simplemente basura. ¡Esas cosas hay que dejarlas a un lado! Otras cosas simplemente no tienen un lugar en nuestras vidas y es necesario dejarlas ir.

Pablo nos dice en el versículo 2 que debemos centrar nuestros pensamientos en las cosas celestiales. Mientras hacemos eso, debemos evitar quedar atrapados en todas las cosas de este mundo que inundarían nuestra mente, siendo un obstáculo en nuestro caminar con Cristo. Si permitimos que nuestra mente esté ocupada en las cosas de este mundo, entonces no tendremos tiempo, ni lugar para dedicar a las cosas de Dios.

Aquí en Colosenses, Pablo menciona algunas distracciones peligrosas que obstaculizarían nuestro caminar si se les permitiera hacerlo. Déjame mostrarte lo que dice que debemos evitar.

Debemos desechar la falsa doctrina (2:8). Pablo advierte a estos primeros creyentes acerca de aquellos que los llevarían a creencias doctrinales falsas. En la Biblia de las Américas, dice, Mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas. Nada puede ser más terrible, sino que el pueblo de Dios quede cautivo en algún sistema de creencias falso, y lo aparte de Jesús. Esa cautividad se lleva a cabo:

  1. Por medio de “filosofías”. Esto se refiere a la sabiduría de los hombres. El hombre ha inventado algunos sistemas de creencias extraños a lo largo de los años, y cada sistema de creencias creado por el hombre está en desacuerdo con Jesucristo. Si lo que una persona enseña no está respaldado por la Palabra de Dios; ese sistema debe ser evitado por el cristiano. Si no lo hace, quedará cautivo y apartado de Dios en el proceso.
  2. Por medio de “huecas sutilezas”. Estos trucos vacíos consisten en engaños por medio de ideas o declaraciones astutamente estructuradas. Pero otra vez, si el mensaje, el consejo o la idea no es compatible con la voluntad de Dios, entonces ningún cristiano debe prestarle atención alguna. Si lo hace, quedará atrapado y apartado de Dios eternamente.
  3. Por medio de “tradiciones” de hombres. Pablo advierte a los creyentes que tengan cuidado con las creencias arraigadas desde hace mucho tiempo. ¡El hecho de que la gente haya creído que algo es verdad y se les haya enseñado que algo es verdad no significa que sea verdad! No debemos basar nuestra fe y nuestro caminar en las tradiciones de los hombres, sin importar cuán piadoso o digno de respeto pueda ser el hombre. ¡Debemos basar nuestro sistema de creencias únicamente en la Palabra de Dios!
  4. Por medio de “los rudimentos del mundo”. Nuevamente, se advierte a los creyentes que no se aparten de una fe madura para aceptar una doctrina simplista. Esta frase se refiere a un alfabeto o a cosas seguidas. Habla de cosas simples en contraste con una verdad más profunda. Debemos permanecer con la Biblia y confrontar cada enseñanza contra la clara Palabra de Dios.

 Si escucha a ciertos predicadores de alto perfil en nuestros días, escuchará las mismas cosas que Pablo advirtió a los colosenses acerca de ser enseñadas en los púlpitos de nuestros días. Debemos evitar la falsa doctrina a toda costa. Debemos huir de ella, independientemente del paquete en el que se presente.

Debemos desechar demandas tontas (cf. 2:16-17, 21-23). Pablo también advierte a los creyentes que tengan cuidado con las personas que los pondrían nuevamente bajo la Ley. Jesús vino a librarnos de la ley y de las duras e imposibles exigencias de la Ley. Los cristianos deben permanecer en la libertad que se les ha dado en Jesucristo. Pablo les está diciendo a estos creyentes que nadie tiene derecho a ser su juez. Si han sido salvos por Jesús, han sido liberados de las exigencias de la Ley y disfrutan de gran libertad en Jesús. La única razón por la que se debe limitar la libertad es por el bien de un hermano o hermana más débil (cf. Romanos 14-15; 1 Corintios 8-10). El punto central de estos versículos es el siguiente: la verdadera espiritualidad no consiste en observar reglas externas creadas por el hombre; sino en una relación personal de fe con el Señor Jesucristo.

Lo que hace o no hace no es lo que le convierte en una persona espiritual. ¡La espiritualidad proviene de conocer a Jesús y permitirle vivir a través de usted!

Debemos desechar obras carnales (3:5-10). En estos versículos, Pablo enumera varios pecados comunes de la carne y amonesta a los creyentes a eliminarlos de sus vidas. Echemos un vistazo rápido a estos versículos.

  1. Fornicación (v. 5). Relaciones sexuales ilícitas.
  2. Inmundicia (v. 5). Esta palabra significa “impureza” y mira más allá de los actos del cuerpo hacia los pensamientos mismos de la mente y los motivos del corazón. ¡No solo se supone que el hombre exterior está limpio, sino también el corazón y la mente!
  3. Pasiones desordenadas (v. 5). Esto habla de “pasiones malvadas”. Tiene la idea de lujuria por cosas prohibidas. Dios ha marcado ciertas cosas como prohibidas; este tipo de lujuria busca esas cosas y las anhela.
  4. Malos deseos (v. 5). Habla de una mente que anhela cosas prohibidas. La persona con este tipo de mentalidad nunca comete el mal a nivel físico, sino que vive en un mundo de fantasía donde sus pensamientos más perversos se manifiestan en el corazón y la mente.
  5. Avaricia (v. 5). Esta palabra significa “tener más”. Se refiere al deseo insaciable de poseer más de lo que Dios le ha dado. Es una negativa a aceptar lo que tienes como don de Dios. Es poner las cosas por delante de Dios y de Su voluntad para tu vida. Por eso se le llama “idolatría”.
  6. Ira (v. 8). Esta palabra se refiere a una amargura profunda y ardiente. Es una ira que habita en el corazón y hace que sea difícil lidiar con la persona enojada. La persona enojada tenderá a arremeter tanto con palabras como con hechos.
  7. Enojo (v. 8). Esto es, ira mezclada con el deseo de hacer daño al foco de la ira. Cuando hay malicia involucrada, la persona enojada ataca para hacer daño a otra persona.
  8. Malicia (v. 8). La mala voluntad (disposición) que tiene el deseo de perjudicar a otros.
  9. Blasfemia (v. 8). Significa literalmente “calumniar”, difamando o insultando por medio de chismes que dañen su persona o reputación.
  10. Palabras deshonestas (v. 8). Esto se refiere a “habla abusiva”. Habla de palabras que se lanzan en un intento de lastimar y herir a alguien. ¡Esto suele suceder cuando las personas dicen cosas que no deberían decir en un momento de ira!
  11. Cuando nos mentimos unos a otros, estamos usando la herramienta y la táctica del diablo (cf. Juan 8:44). ¡Esta característica no tiene lugar en la vida de un hijo de Dios!

Si alguna de estas cosas está en nuestra vida, ¡debe eliminarse! ¡Obstaculizarán nuestro caminar con Dios y nos paralizarán espiritualmente! ¿Cómo podemos ser victoriosos sobre el pecado en nuestras vidas? Un paso que podemos dar es matar de hambre los apetitos carnales. No alimentar la ira. No alimentar la lujuria. En segundo lugar, podemos vencerla desplazándola. Podemos llenar nuestras vidas de tal manera con cosas positivas que el mal no tiene lugar para florecer. Cuando nos llenamos de las cosas de Dios (cf. Filipenses 4:8), y la Palabra de Dios (cf. Colosenses 3:16), el pecado no puede afianzarse en nuestros corazones.

EL RETO DE RECORDAR ALGUNAS COSAS (3:3-4).

Mientras limpiábamos nuestra habitación, descubrimos algunas cosas que nos hicieron hacer un viaje al pasado. Encontramos fotografías u objetos que nos hacen recordar buenos tiempos, así como diversas bendiciones de Dios.

Estos dos últimos versículos de nuestro texto sirven como recordatorios de algunas verdades espirituales importantes en la actualidad. Necesitamos considerarlos antes de que las olvidemos por completo.

Recordar el día de nuestra muerte (v. 3a). Se nos recuerda nuevamente que hemos muerto al pecado y a la influencia de este mundo. Una de las maneras más seguras para que el hijo de Dios disfrute de la victoria espiritual en su vida, es que comprenda que está crucificado con Cristo (cf. Gálatas 2:20). Si podemos comprender esa verdad y hacer lo que dice Romanos 6:11, creceríamos más profundamente en las cosas del Señor.

Recordar que se ha hecho un depósito (v. 3b). Cuando fuimos salvos, se nos dio nueva vida en Jesús. Esta nueva vida nos comparte la “naturaleza divina” (cf. 2 Pedro 1:4). Esta nueva vida garantiza al cristiano seguridad eterna (cf. 1 Pedro 1:5; Hebreos 7:25; Juan 10:28). Debido a que estamos escondidos en Jesús, estamos bajo custodia protectora y ninguno de los enemigos del alma puede acercarse a nosotros, atacarnos o sacarnos de Jesús.

Recordar nuestra esperanza (v. 4). Pablo cierra este párrafo recordándonos que este mundo no es el mejor que existe. Puede que tengamos que negar nuestra carne aquí abajo, pero allá valdrá la pena. Quizás tengamos que luchar contra diversos adversarios aquí, pero disfrutaremos de la victoria allá. Cuando Jesús venga, nuestra fe en Él será vindicada y seremos glorificados con Él.

En este momento, cada estamos en medio de una lucha con el mundo, la carne y el diablo. Cada uno de estos enemigos hace todo lo posible para obstaculizarnos y hacernos fracasar. ¡Un día las batallas terminarán! Esta carne será cambiada y transformada a su imagen (cf. 1 Corintios 15:53-54; 1 Juan 3:1-3). Dejaremos este mundo con su pecado, su maldad, sus problemas, su diablo e iremos a la tierra de la perfección para disfrutar de la gloria de nuestro redentor para siempre (cf. Apocalipsis 21:4).

Ahora mismo tengo esa esperanza. Espero el día en que volveré a casa. Espero el día en que veré al Señor Jesucristo. ¡Un día esa esperanza se hará realidad y estaré en su presencia! ¡Eso es lo que debemos recordar mientras peleamos la buena batalla de la fe!

Conclusión. Eso es mucho para asimilar, ¿no? Pero, ahora que estamos en la cúspide de un Año Nuevo, debemos analizar detenidamente nuestras vidas y nuestro caminar con el Señor.

  • ¿Hay algunas cosas en su vida que necesitan ser retenidas? ¿Es necesario ajustar su enfoque?
  • ¿Hay algunas cosas en tu vida que necesitan ser desechadas? ¿Necesita establecer algunas de las cosas mencionadas en este mensaje?
  • ¿Hay algunas cosas en tu vida que necesitan ser recordadas? ¿Necesitas hacer un viaje al pasado y concretar algunas cosas hoy?

Si hay necesidades y el Señor ha hablado a tu corazón, él está con los brazos abiertos. ¡Búsquelo! Si necesita ser salvo, puede hacerlo hoy. Si Él está llamando, entonces necesita venir a Él y ser salvo.

Cualesquiera que sean las necesidades hoy, debe escuchar la voz del Señor y hacer lo que Él le diga que haga. ¡Busquemos hacer del 2024 el mejor año de nuestras vidas para la gloria de Dios!

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