(Jonás 3:10-4:11). Existe un principio bíblico que cada cristiano debe tener siempre delante de sí. ¿En qué consiste? En que los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos, ni sus caminos, nuestros caminos (cf. Isaías 55:8-9). Mientras más pronto el hijo de Dios se dé cuenta de eso, mejor será para él. Y no estoy diciendo que no conozcamos esa verdad; sin embargo, para muchos, los pensamientos y caminos de Dios todavía siguen siendo difíciles de digerir.
Tal fue el caso de Jonás en el pasaje que hemos leído hoy. ¡Jonás vio al Señor obrar Su voluntad soberana en la ciudad de Nínive y a Jonás no le gustó nada el camino de Dios! Debo admitir que hay momentos en mi vida cuando veo lo que Dios está haciendo Dios y tengo problemas con eso. Y si fuéramos honestos, todos tendríamos que decir lo mismo. Sea como fuere, todos tenemos que aceptar la verdad de que Dios tiene el control absoluto de la vida y que lo mejor que podemos hacer es rendirnos a su plan y unirnos a Él en lo que Él está haciendo.
Mientras miramos este texto, quiero señalar las lecciones que se enseñan aquí. Espero que este pasaje sirva para enseñarnos que Dios está a cargo y que nuestro deber es trabajar y caminar con Él en todo lo que Él hace, aceptando todas y cada una de sus prioridades.
EL AVIVAMIENTO EN LA CIUDAD DE NÍNIVE (v. 10).
En Jonás 3:10, dice: “Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo”.
El libro de Jonás registra lo que puede ser el avivamiento más grande en la historia del mundo. ¡Todo un pueblo se arrepintió del pecado y se puso bien con el Señor! ¡Observe que este avivamiento no sucedió por sí solo! Algunas cosas estuvieron involucradas para producir esta conversión en el pueblo de Nínive.
Un hombre estuvo involucrado (1:1-3:3). La Biblia nos describe los detalles del llamado de Jonás, su desobediencia y su restauración. Se nos dice cómo el Señor usó a este profeta para llevar su palabra a un pueblo perdido. Y esto son buenas noticias para mi y para usted. Es una bendición saber que Dios puede usar incluso a aquellos que se han quedado cortos en cuanto a obedecer a Dios se refiere. Así que, si Dios usó a un hombre como Jonás, esto nos dice que también puede usar personas como nosotros.
Un mensaje estuvo involucrado (3:4). Jonás entró en Nínive con un simple mensaje de ocho palabras. Cuando se predicó este mensaje, Dios usó la Palabra para compungir los corazones de los ninivitas y vino el avivamiento. ¡Hay una bendición en esto también! La bendición radica en el hecho de que usted y yo podemos tener confianza cuando compartimos la palabra del Señor, sabiendo que Él bendecirá Su Palabra y que cumplirá el propósito para el cual Él lo envió (cf. Isaías 55:11), sin que importe nuestra retórica, o lo grande del mensaje, o aún cuando no sea políticamente correcto.
Una conversión estuvo involucrada (3:5-9). Es significativo el hecho de que todo un pueblo se volvió a Dios. Ha habido grandes avivamientos a lo largo de la historia, pero este es el único ejemplo donde todo un pueblo estuvo involucrado. Y a pesar de que estaba lleno de gente sumamente malvada, el arrepentimiento llegó y todos fueron librados del pecado. Mis hermanos, ese es el efecto de la Palabra de Dios cuando penetra en los corazones. Jonás no tenía idea que esto fuera a pasar, pero pasó. Así, nosotros debemos seguir llevando la palabra, no importa que ignoremos si habrá fruto o no. Lo importante es que almas tengan la oportunidad de ser rescatadas de la condenación del infierno.
La misericordia de Dios estuvo involucrada (3:10). Cuando la gente se arrepintió de sus pecados y se volvió al Señor, Dios reaccionó a su fe con gracia. Cuando se volvieron a Él, ¡Él salvó sus almas por gracia! La salvación siempre funciona de esta manera. Dios ama al pecador, tiene un plan para salvar su alma y envía la Palabra para que el pecador sea convencido y vea su condición. Cuando ese pecador se arrepiente de sus pecados, Dios lo salva por gracia por medio de la fe (cf. Efesios 2:8-9). Ese es su plan, esa es una de sus prioridades.
LA REACCIÓN DE JONÁS (4:1-5)
Cuando el Señor toma el mensaje de Jonás y salva una ciudad, Jonás reacciona de muy mala manera.
Reacciona con enojo (4:1). El texto dice que “Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó”. Jonás estaba muy molesto. ¡Estaba enojado con Dios! Jonás estaba muy enojado porque Dios no mató a la gente de Nínive. Pero, ¿por qué tantas malas emociones?
1. Porque su profecía no se cumplió. Jonás sabía que una de las características de un verdadero profeta, es que sus profecías siempre se cumplen (cf. Deuteronomio 18:20-20). Él dijo en medio de la ciudad que serían destruidos (Jonás 3:4). Cuando esto no sucedió, Jonás quedó como un falso profeta. Ante sus ojos quedó como un tonto.
2. Sus compañeros judíos estarían enojados con él por predicar un mensaje que trajo salvación a sus enemigos. Podrían verlo como un traidor.
3. ¡Jonás odiaba a la gente de Nínive! ¡Nada le hubiera gustado más que verlos a todos destruidos!
Pero, antes de ponernos demasiado duros con el viejo Jonás, tal vez necesitemos mirar nuestras propias vidas y examinar cómo hemos respondido al Señor para hacer su voluntad en nuestras vidas. ¿Cuántas veces hemos reaccionado con molestia o enojo cuando llega el momento de obedecer su voluntad? Pregúntese ahora mismo, ¿está haciendo algo que va en contra de la voluntad de Dios? (cf. Proverbios 16:9; Salmo 37:23).
Reaccionó con resentimiento (4:2). Jonás le dice al Señor que esto es lo que él sabía que sucedería. Es por eso que huyó cuando fue llamado. ¡Lo que vemos aquí es un hombre organizando una fiesta de lástima de primera clase! Jonás no se salió con la suya y quiere que Dios sepa que está molesto. ¡Su dolor y enojo son tan profundos que incluso intenta desquitarse con el Señor!
En caso de que no lo sepamos, nuestros brazos son demasiado cortos para boxear contra Dios. Mis hermanos, si Dios no ordena las cosas en nuestras vidas como nosotros quisiéramos que debieran ser ordenadas, es mejor que tengamos cuidado cuando decidimos ponernos en contra de Dios. Mis hermanos, una verdad que no puede ser negada por nadie, es que nadie está conforme con la vida que tiene, ni aun aquellos que son cristianos. No es que aborrezcamos la vida, pero simplemente no estamos conformes o de acuerdo con todo lo que viene con ella. Sin embargo, debemos entender que Dios siempre es quien sabe lo que es mejor para los suyos (cf. 2 Corintios 4:17). El curso de acción más seguro y sensato que podemos tomar, es ser mansos y humildes ante su voluntad (cf. Job:1:20-22)
Reaccionó con una extrema petición (4:3). Para decirlo sin rodeos, ¡Jonás quería que Dios lo matara! No fue el primero. Moisés y Elías oraron por lo mismo (cf. Números 11:15; 1 Reyes 19:4). Y creo que ellos no serán los únicos. Yo creo que no somos pocos quienes hemos anhelado que, ante lo que sucede en nuestras vidas, sería mejor que Dios nos quitara la vida. Este tipo de ideas vienen a nuestro corazón cuando las cosas no salen como nosotros queremos. Jonás tuvo que soportar la vergüenza de ver que su mensaje no se cumplió y, además, tuvo que soportar el hecho de que toda esa gente odiosa seguía viva. ¿Qué le quedaba? Él creyó que era mejor morir. ¡Qué tremendo es esto!
Pero, si pensamos desde una perspectiva espiritual, ¿Cuántas personas han dado muerte a su testimonio y han renunciado a servir a Dios porque Él no les dio lo que querían? Las cosas se han puesto tan diferentes a lo que ellos pensaron, o creyeron, y ahora no ven otra opción que matar sus almas, alejándose de Dios. Bueno, de parte de Dios quiero recordarles nuevamente, que la obediencia a lo que el Señor trae en nuestro camino es mejor que cualquier otra cosa que podamos hacer (cf. 1 Samuel 15:22; Romanos 12:1-2).
Reaccionó con una extraña determinación (4:4-5). Después de que Jonás es confrontado por su ira, no cambia de opinión. En cambio, sube a una colina fuera de la ciudad, se cruza de brazos y se sienta a esperar. ¡Probablemente, está esperando que el Señor cambie de opinión! Jonás no se sale con la suya con respecto a Nínive y no se sale con la suya con respecto a la muerte, ¡así que comienza a hacer berrinches!
¡Hay mucha gente como Jonás en la iglesia! Por alguna razón la vida no ha salido como la tenían planeada y su respuesta no es una sumisión humilde a la voluntad del Señor. ¡No! ¡Simplemente, se dieron por vencidos con Él! Eso dice mucho de su amor por él y su devoción a su voluntad, sobre todo cuando sus decepciones se traducen en desobediencia y abandono de la fe. Pero una cosa sí les puedo asegurar, si deciden ir a la guerra contra Dios, él siempre ganará esa batalla.
LA RESPUESTA DE DIOS (4:6-11).
Dios responde con ternura hacia el profeta (v. 6) – El Señor extendió su gracia a Jonás, incluso cuando su corazón obviamente no estaba bien con Dios. El Señor en su gracia permitió que creciera una vid sobre la choza del profeta para darle refugio y consuelo.
¿No es una bendición saber que incluso cuando caminamos fuera de la voluntad del Señor, el Señor aún nos cuida y nos bendice? ¿Cuántas veces nos ha continuado bendiciendo y usando incluso cuando andábamos fuera de Su voluntad? Ante eso, no puedo sino dar gracias a Dios por su gracia y grande paciencia (cf. Romanos 5:20).
Dios responde enseñando acerca de sus prioridades (4:7-11). Justo cuando Jonás comenzaba a disfrutar de la vid, Dios envió un gusano para destruir la vid. Y entonces, ¡Jonás se enfada aún más! Él está obteniendo una pequeña muestra de los horrores del Infierno al que se dirigían los ninivitas antes de ser salvos. ¡Esta vez, Dios deja las cosas claras! A Jonás le importaba más una vid que las almas de la gente de Nínive. ¡Personas hechas a la imagen de Dios y personas que habrían perecido si Él no hubiera intervenido!
¡Cada vez que leo esto me conmueve! ¿Por qué? Veo la misma actitud en mi vida todo el tiempo. Tendemos a enojarnos por cosas que simplemente no importan. Piensen en lo último que les hizo enojar. Ahora, háganse esta pregunta: ¿Qué importará en 100 años? Amigos, ¡lo único que realmente importa mientras pasamos por esta vida es encontrar la voluntad de Dios para nosotros y caminar con todo su poder en ella! La gente se va al Infierno y nosotros nos preocupamos por las vides y otras comodidades. Nuestras prioridades deben volver a enfocarse y reducirse hasta que solo quieran lo que Él quiere en toda la vida. ¡Eso le agradaría a Él y haría Su obra en el mundo! (cf. Efesios 6:6; Hebreos 13:21; 1 Juan 2:17).
CONCLUSIÓN.
¿Qué tiene su atención esta mañana? ¡A Jonás no le importaba el destino eterno de la gente de Nínive! Todo lo que le importaba era su reputación como profeta y los malos prejuicios que llevaba consigo a lo largo de la vida. Aprendió, o al menos esperamos que lo haya hecho, que la voluntad de Dios en este mundo es todo lo que realmente importa. ¿No es hora de que dejemos de lado todas las cosas que nublan nuestra visión de Su voluntad? ¿No es hora de que dejemos de lado nuestras heridas, nuestros deseos y nuestra voluntad para que podamos hacer mejor Su voluntad en el mundo? Jonás sufrió porque no le importaba la voluntad de Dios. ¿Qué nos importa a nosotros hoy? Si algo es más importante para nosotros, es hacer la voluntad de Dios: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12:13)