Dios siempre cumple sus propósitos.

Iglesia de Cristo en Constituyentes.

Dios siempre cumple sus propósitos.

(Esdras 1:1-4). Dado que muchos de nosotros probablemente no estemos familiarizados con este libro, creo que debo invertir algo de tiempo en el trasfondo para establecer el contexto y sentar las bases para los próximos sermones.

Esdras, que se encuentra en el Antiguo Testamento, se considera un libro histórico. Eso significa que registra historia de Israel. En lo que respecta a las líneas de tiempo, continúa donde termina el Segundo libro de Crónicas. Si prefiere fechas, los hechos de Esdras tienen lugar entre los siglos V y VI antes de Cristo. Los eventos registrados en el libro de Ester también ocurren durante este período de tiempo, al igual que los escritos proféticos de Hageo y Zacarías.

Era un momento bastante precario para la nación. Después de 70 años de cautiverio, a los judíos se les permitió regresar a su tierra natal de Israel. A menudo esto se llama el “Segundo Éxodo”.

En el año 586 a. C., los babilonios, al mando de Nabucodonosor invadieron Jerusalén, destruyeron la ciudad (incluido el templo construido por Salomón) y llevaron a los judíos (es decir, al Reino del Sur) de regreso a Babilonia. Eventualmente, Babilonia fue derrocada por el Imperio Persa bajo el gobierno de Ciro el Grande en el 539 a.C. En el 538 a. C., solo un año después, este líder mundial predominante permitió que los judíos regresaran a Israel.

La primera ola, que constaba de casi 50.000 judíos, regresó bajo el liderazgo de Zorobabel para reconstruir el templo. Ese relato está registrado en los capítulos 1-6 de Esdras. La segunda ola, mucho más pequeña en número (1.754) regresó bajo el liderazgo de Esdras para reconstruir la condición espiritual del pueblo. Ese relato está registrado en los capítulos 7-10 de Esdras. Una tercera ola regresó bajo el liderazgo de Nehemías para reconstruir los muros alrededor de la ciudad. Ese relato está registrado en el libro de Nehemías.

Si bien no se le identifica específicamente como tal, la tradición ha atribuido la autoría de este libro a Esdras. Su nombre significa literalmente “ayuda”. Era un hombre piadoso, marcado por una vida de integridad moral. Amaba la Palabra de Dios y estaba afligido por el pecado. Basado en su fuerte confianza en el Señor, Dios lo usó para rejuvenecer la vida espiritual de Su pueblo.

Quiero estar predicando de este libro, porque estoy convencido de que hoy, más que nunca, necesitamos llevar a cabo una reconstrucción espiritual, y también como iglesia. Vamos a considerar algunos principios espirituales que son pertinentes, precisamente, para cuando se está llevando a cabo una reconstrucción.

I. PORQUE ÉL SIEMPRE OBRA COMO ES SU DESEO.

No hace conforme a la voluntad humana. Debemos entender una regla clara establecida a lo largo de las Escrituras. Nuestro Dios no está para cumplir los caprichos del deseo humano. No se siente frustrado por fuerzas contrarias, ni depende de la ayuda externa. El apóstol Pablo, en su carta a los efesios, declara que Dios hace todas las cosas según el designio de su voluntad” (cfr. Efesios 1:11).

En Isaías 46:10, Dios dice que él anuncia lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero”. El mismo Job reconoció esta característica en Dios cuando dijo, Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes” (Job 42:2/NVI).

Obra, aunque el panorama parezca imposible. Aquí están los judíos; han pasado décadas desde que fueron conducidos a Babilonia. La segunda y la tercera generación ahora existen en la tierra extranjera. El templo anterior fue destruido y las nuevas generaciones se están familiarizando cada vez más con su herencia espiritual. Están esclavizados a una nación pagana con muy pocos recursos para llamarlos propios. ¿Cuáles son las probabilidades de que estas personas alguna vez reconstruyan el templo? Incluso si Dios lo deseara, ¿cómo podrán lograrlo? Mis hermanos, cuando observo nuestra situación, yo también me hago las mismas preguntas. ¿Cómo podremos lograr la misión que tenemos como iglesia?

El versículo 1 del capítulo 1 dice: En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia”. Si los judíos iban a hacer alguna construcción, no irían a ninguna parte a menos que Ciro les diera luz verde. Entonces Dios agitó su espíritu. Dios obró en su corazón (probablemente a través del profeta Daniel, quien fue primer ministro en su corte), y lo hizo para conceder favor a los israelitas. ¿Lo ven? ¿Quién se imaginaría que los judíos obtendrían el favor de un rey gentil para su restauración?

Dios siempre cumple con su plan. Mire el versículo 2: Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá”. ¡Este es el dicho de un rey gentil que habita en una tierra pagana! Ciro derroca a los babilonios en el 539 a. C. En el 538 a. C., siendo el “primer año” de su reinado (v. 1), emite el decreto para que los judíos regresen a su patria para comenzar la construcción del templo.

¡Todo esto es extraordinario! Sin embargo, todo esto está de acuerdo con el desarrollo del glorioso plan de Dios (cfr. Jeremías 29:14 – Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar”). Miren, aproximadamente doscientos años antes del nacimiento de Ciro, Isaías profetizó este evento. Dios hablando, dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado” (Isaías 44:28). Aunque Esdras opta por referirse a un pasaje de Jeremías (probablemente Jeremías 25:1229:10), esto es, como afirma, Esdras 1:1, el cumplimiento de “la palabra de Jehová”. En Isaías 55:11, Dios declara: así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. El plan de Dios siempre se cumple.

II. A PESAR DE LA INDIFERENCIA DEL HOMBRE.

En Esdras 1:3, Ciro hace su proclamación: Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén”.

No todos quieren hacer la obra de Dios. Dios le ordenó a Ciro que permitiera que la gente regresara. Sin embargo, Ciro no ordenó al pueblo que se fuera. Les concedió permiso. Al pueblo se le dio la opción de participar en la obra del Señor o permanecer en Babilonia. Una vez más, habían pasado décadas y los judíos comenzaban a adaptarse a su entorno. Se pusieron cómodos. Se adaptaron a la nueva cultura. ¿Por qué alguien querría aventurarse en la caminata de 900 millas y soportar las dificultades de un proyecto de construcción? Debido a esto, la mayoría de los israelitas se quedaron atrás.

La voluntad de Dios no fue frustrada. Hay la oportunidad de ir a reconstruir, y aun cuando muchos no tengan ese interés, Él cumplirá Sus planes. Incluso si algunos son desobedientes y perezosos, Dios encontrará los recursos para promover Sus propósitos. Recuerde, Dios siempre logra lo que desea.

Aquí hay una pregunta para nosotros: ¿Participaremos en su obra? ¿Estamos ansiosos por ser usados ​​por el Dios viviente para propósitos eternos, o nos contentamos con sentarnos al margen y ver pasar el desfile mientras otros disfrutan de las bendiciones? Nada ha cambiado. Los proyectos de construcción son sinónimo de sacrificio. Sin embargo, cuando Dios dispone la obra, levanta a los obreros. Como vemos aquí, muchas veces es una minoría, pero son una minoría de siervos fieles y alegres deseosos de apoyar Sus propósitos; y para Dios, eso es suficiente.

Dios levantó el apoyo necesario. Ya leímos que Dios obró en el corazón del rey para permitir que el pueblo regresara; pero, el rey no solamente concedió esa libertad, sino que además apoyó generosamente la obra con valiosos recursos. Miren lo que dice Esdras 1:7-11. En otras palabras, los bienes que el rey de Babilonia confiscó a los judíos, el rey de Persia se los devolvió a los judíos. ¡Estoy seguro de que esto fue un buen impulso para comenzar su programa de construcción!

Incluso cuando Persia estaba con su cuarto rey (un hombre llamado Darío), la buena voluntad hacia los israelitas no cambió. En el capítulo 6, versículo 4, Darío afirmó los decretos de Ciro: y tres hileras de piedras grandes, y una de madera nueva; y que el gasto sea pagado por el tesoro del rey”. En el versículo 8, añadió, Y por mí es dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar esa casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra”. Posteriormente, el sexto rey persa continuó con el apoyo a los judíos. En el capítulo 7, versículo 21, leemos: Y por mí, Artajerjes rey, es dada orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda prontamente”.

Dios espera que los suyos pongan de su parte. Esdras reconoció la mano de Dios en todo esto (cfr. Esdras 7:27-28). Los judíos salían del cautiverio. Regresaban para reconstruir su patria, y lo hacían estando económicamente pobres. Dios les proporcionó apoyo externo; pero ahora quiero mostrarles que Dios todavía esperaba que ellos, a pesar de su situación financiera, contribuyeran a la obra ellos mismos. Cada vez que somos testigos de un proyecto de construcción en las Escrituras, observamos a Dios llamando a los beneficiarios del proyecto a hacer un sacrificio financiero. Todos pueden aportar diferentes cantidades; pero, todos están llamados a hacer el mismo sacrificio.

Desde el principio, las expectativas de Dios en esta área se ven en Esdras 1:4, Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén”. Ya sea que permanecieran en Babilonia o regresaran para participar en la obra, cada persona fue llamada a responder con una ofrenda voluntaria.

Afortunadamente, el pueblo estuvo a la altura de las circunstancias y respondió favorablemente. En 1:6, leemos: Y todos los que estaban en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y con cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente”. La ofrenda voluntaria se especifica más en 2:68-69: Y algunos de los jefes de casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehová que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios, para reedificarla en su sitio. Según sus fuerzas dieron al tesorero de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil libras de plata, y cien túnicas sacerdotales”.

Los proyectos de construcción no son baratos. Y al igual que para nosotros hoy, se necesita dinero para que las cosas sucedan. Mire lo que dice Esdras 3:7, Y dieron dinero a los albañiles y carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y tirios para que trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la voluntad de Ciro rey de Persia acerca de esto”.

No puedo encontrar un solo proyecto de construcción en toda la Biblia donde Dios milagrosamente hizo todo el trabajo. Parece que después del relato de Génesis, Él terminó con el trabajo de la creación. Desde la construcción del arca hasta la construcción del templo, Dios proporcionó los recursos necesarios, pero, aun así, llamó a Su pueblo para hacer el trabajo y los sacrificios. Obviamente, Él tiene buenas razones para eso, y creo que todas ellas están envueltas en las bendiciones que Él pretende prodigar.

Además del apoyo financiero, Él proporcionó los artesanos dotados (cfr. 3:7) e incluso los líderes espirituales una vez que se terminó el templo (cfr. 7:6-79-108:15-20). Dios les concedió protección (cfr. 8:31). Permitió que la obra continuara (cfr. 5:5) y les concedió el éxito en esta gran empresa. En Esdras 6:14-15, Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageoa y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia. Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío”. Y Esdras dice en este punto, en versículo 16: Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo”. Para el gozo de Su pueblo, Dios cumplirá Su voluntad. Cuando Él ha elaborado un plan, sus propósitos siempre se cumplirán.

CONCLUSIÓN.

Los santos del Antiguo Testamento tenían una ventaja sobre nosotros. Ellos escucharon directamente de Dios a través de un profeta. Cuando se trataba de un edificio, sabían exactamente lo que nuestro Señor deseaba. Hoy Dios nos habla diferente. Aunque nunca cuestionamos Su habilidad, necesitamos discernir Su deseo revelado en las Escrituras. ¿Es el deseo de Dios que hagamos obra de benevolencia, que nos edifiquemos unos a otros y que prediquemos el evangelio al mundo? Muy bien, entonces, manos a la obra. Porque si no lo hacemos nosotros, de seguro alguien más lo hará. Los propósitos de Dios siempre se cumplen. Por tanto, ¿seremos mansos y humildes para aceptar su voluntad sobre nuestras vidas, y participar en su obra bendita? ¡Sea parte de los propósitos de Dios!

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